EL PAN DE LOS POBRES 
  
- Rervioso agitaba sú cuerpo entumecido 
Por el frío, y sus labios se entreabrían 
Para exhalar un suspiro doloroso. 
- Este suspiro encontraba un eco en la 
-Ríña mayor, porque exclamaba con acen- 
lu lloroso: 
—¿Cuándo llegamos 8, madre? Tengo mu. 
No puedo : Ps 
ho frío, tengo hambre... 
ALO y tan cansadal... 
La mujer apte taba entonces contra su 
Pecho al niño dormido como si temiera 
que se le escapara, y contestaba en voz. 
desfallecida: 
—Mira, hija mía: ¿ves aguellas hades 
Gue se distinguen' a lo lejos? Pues aquello 
es Madrid. Pronto llegaremos, 
Y alzando los ojos dolorosame cute, mMur- 
PUES en voz baja: 
—¡Dios quiera que no se halle cerda: 
ara nosotros la puerta adonde voy a 
llamar con mano trémula y desfallec dal 
Como si esta exclamación traj jera a su 
nemoria recuerdos dolorosos. los ojos de. 
la pobre viajera se llenaron de lágrimas, 
4 flaquearon las piernas y cayó arrodi» . 
ada. 
La niña, que caminaba. asu lañá: lan: dá 
ci un grit to; el brusco movimiento de PUE 
caer+despertó al uiáv que Jlle- 
La en brazos, y se oe: a dorar 
ala madre, que «rodeó 
amár- 
le repetía sin cesar; «¡Llarma, llama por 
Dios, porque me siento morirl», la niña, 
llena de un profundo dolor, se volvió y. 
dijo con un acento que brotaba de su 
alma: E 
—¡No Hego!..., ¡no llego, madre mía!.. 
La madre hizo un esfuerzo, logró in- 
corporarse sobre las rodillas, pero como 
para ponerse en pie era preciso, atendi- 
da su debilidad, que dejara en el sur io 
el niño que llevaba en brazos, volvió a 
caer casi exúnime murmurando con acen-= . 
to de muer 10 
—¡Socorro!.. e ¡socorro! 
de mis pobres hijos?... 
La niña se dejó caer “sollozando junto 
su Aulas con el 
brazo que le dejuba Lino e l otro hijo. 
; Aquel grupo, imagen doloroso de la des- 
¿Qué va a a ser , 
gracia, se unió, como ei al juntar sus pe- 
chos quisieran trasmitir se el calor de sus 
corazones, próximo a extinguirse, 
Mientras tanto, la mujer murmura ba 
en voz baja: 
Mi casta so es ele oi del EE ? 
dios mío, mis 
sericordia para 
tación ias, Al 
su pecho a 
entrañas que 
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