Full text: Tomo 2 (002)

be 
  
—¡Ah! ¿Según eso, mi marido conoce 
la sensibilidad?... / 
—Señora, don Jaime es un hombre 
honrado y pundonoroso; y un divorcio, 
cuando no hay motivo, es siempre des- 
agradable. RE 
_—Será lo que ustedes quieran; pero es 
indispensable. : ; : 
Bermúdez comprendió que Margarita 
se hallaba firmemente resuelta a sepa- 
_ rarse de su marido. Sin embargo, creyó 
que su deber le ponía en el caso de 10- 
sistir. ¿ E lí pa 
—Usted es aun muy joven, señora, y 
espero que mé dispense si con la autorl- 
dad que me conceden los años y el cono- 
cimiento del mundo, me atrevó a darie 
álgunos consejos. Ei e 
—Trabajo inútil, amigo mío. Cuando 
tomo una resolución, la llevo a cabo Sin 
vacilar. Además, entre, mi marido y yo 
está' completamente convenido el divor-. 
cio, Usted aquí sólo viene a convenir 
conmigo las condiciones. : 
4 
—Sea como usted qu 
Bermúdez exhalando. un suspiro. : 
—Quiero que conste que desde maña- 
na, tanto mi-esposo como yo, seremos li- 
bres de hacer 'cuanto nos dé la gana, sin 
que ni uno ni otro tenga intervención ni 
parte en las» acciones de cada uno. Más 
* claro: él mandará en su persona, yo en 
la mía. Al firmar el contrato Se me en- 
tregarán cien mil duros, toda mi ropa 
“y. mis alhajas. -. E 
 —Usted sabe, señora, que si bien en la 
carta de dote figura esa cantidad, don 
Jaime nada percibió del padre de usted. 
- —Yo no sé nada, caballero—contestó 
con energía Margarita—; y supongo que 
—Yo no sí 
no vendrá usted encargado por Núñez 
de regatear el dote q; 
je 1 B0 GU miento que se: halla us- 
- ted dispuesta, a NO / r un pi 
es bastan oleroso Pp: 
después de la ensible pér 
- ¡perimentado. 
“7 —Nada tengo que ver con 
quiere devolverme mi dote, 
mos; Yo expondré ante los t 
azones que tengo para ped 
cio. Si llegamos a ese terreno culp 
será, y le prometo que se ha de a, 
dee a 
escándalo, señora -_ aña- 
ese halla poco menos que 
o; pero ya que usted no quiero. 
1] 
iera, — Murmuró 
que me pertenece. 
—FOLLETIN DE EL MERCANTIL VALENCIANO 
ceder, y se halla resuelta a pedirle una * 
cantidad que usted sabe no entregó, yO. 
soy el primero que le aconsejaré, aun- 
que mi consejo le deje en la mayor mi- 
seria, que entregue esos dos millones Y 
que termine tan enojoso asunto. 
Y levantándose con la gravedad del 
hombre que pone fin a una escéna que le. 
repugna, continuó: 
——Mañana a las doce vendrán aquí el 
“notario y los testigos para firmar los do- 
.cumentos necesarios, y entregará a usted 
don Jaime 
Núñez los cien mil duros. 
¡Dios quiera que después de este pasos: 
que yo califico de imprudente, sea usted 
todo lo dichosa que deseo! 
—Gracias, caballero. Mas si sucede 10 
contrario, no espere usted que le impor. 
tune con mis lágrimas. : 
—Yo por mi parte siempre tendré un. 
placer, en serle SiN : 
' Bermúdez saludó, y salió del gabinete. 
“murmurando para su capote: 
—Después de todo, me alegro "que el 
pobre Núñez se separe de esta serpiente. 
con faldas de seda y rostro de ángel. 
pa : ¿e se. ae ... e... o... ... ... ON 
E eE ¿ Poca a 
Ser qee. 7 Le VENA AA EAN ..s au. 
- Don Jaime se hallaba en su despach0 
esperando a Bermúdez. SACA 
“Cuando le vió entrar, exclamó: AN 
- —¿Me trae usted buenas noticias? ¿De 
siste de su incalificable capricho? . "2 
Bermúdez, que por respeto al sexo ha- 
bía sufrido todas las impertinencias de 
Margarita, viéndose solo con don Jaime», 
a quien no tenía necesidad de guardal' 
consideraciones, exclamó con acento des- 
CM A ne 
—¡Desistir! ¡Ya baja! Su señora de us* 
ted es una víbora, una pantera, un an 
mal feroz. Si me hubiera cabido en e 
te por esposa, se la hubiera reg; 
- gratis al primer transeúnte. 
— ¡Señor Bermúdez! 
—De buena gana le hubiera encajadO 
“cuatro cachetes... En fin, amigó mío, d0? 
a usted la enhorabuena, Mañana a las 
doce se firmará, el divorcio, y entregaró 
“usted cien mil duros, por lo que eN 
la más cordial-enhorabuena, 
¿Luego no se aviene? Pod 
y S Ey 
-TDe lo que debe usted alegrarse. NU” 
- ca se habrán empleado mejor dos mil 
nes, Créame usted, don Jaime; separál 
- dose de doña Margarita, hace usted Y 
o | 
- —¡Es que yo no podré vivir sin el 
xclamó don Jaime Jlevándose las 
hos al rostr 
 
	        
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