FOLLETIN DE EL MERCANTIL VALENCIANO
cuyo cañón apuntó al pecho de su Marí-
do, dirigiéndole al mismo tiempo una
mirada de desprecio.
Entonces se estremeció a su vez Núñez,
retrocediendo hacia la puerta.
—¡Vetel—exclamó Margarita. ¡Vetel
Nada puede existir entre nosotros. Ma-
fñiana todo babrá acabado entre los dos;
y ¡ay de ti si llegas a colocarte. en nai
camino! : '
Núñez tuvo miedo.
Los pre de Margarita despedían re:
lámpagos de ira; retrocedió de espaldas
hasta ph puerta, y desde alí gritó con
bronco y tembloroso E acento:
—Sí, dices bien, mañana nos separa
remos... pero, ¡guerra a muerte!
—Guerra a muerte, querido esposo--
contestó Margarita cerrando la puerta
por dentro—, Allá veremos quién retroce.
“y $e acostó.
de ante el peligro, quién que eda vencedo!
en la: bat alla.
Luego entró en la alcoba, se desnudó
Como
1aza hizo
ame-
Cuan:
esperaba—se dijo, la
su efecto; más vale así.
“tos más: obstáculos se levanten entre r05-
otros, más fácil será que realice mi plún.
Entre Antonio Gutiérrez y Jaime Núñez,
la elección no es dudosa. Dormiré, pues,
y mañana será otro día. Estas escenas
sólo son nubes pasajeras de la vida del
matrimonio,
Y, efectivamente, algunos minutos des.
pués Margarita dormía con Útia ei: ul.
lidad envidiable.” ¿0 :d
Era una mujer sin corazón,
Nadie, viendo e rostro bello, su ml-
ráda. arrebatadora, hubiera creído que
bajo tan quedarás: corieza se albergala
un alma tan fea DES: