Full text: Tomo 2 (002)

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EL PAN DE LOS POBRES 
«—Bien, bien; por eso no es necesario 
que nos enfademos. Buenas noches, 
-——Buenas las tenga usted. 
Si ocurre algo... 
—Lo tendré presente. 
La patrona salió pensando que el es- 
tado en que encontraba a su huésped 
debía reconocer una! causa, pues no era” 
hatural el mal humor de don Jaime, ge- 
Nneralmente bueno y complaciente con to- 
do el mundo. 
Volvió Núñez a quedarse solo, y para 
que nadie le interrumpiera en sus me-. 
Citaciones cerró la puerta, maldiciendo 
€n su interior la cetro impertinen-, 
te de la patrona. - 
- Durante una hora permaneció inmó-. 
vil, sintiendo extenderse por.su pecho el 
terrible veneno de los celos. 
De: vez en cuando exhalaba ¿elude 
rugidos y agitaba los labios como si ar 
ticulara alguna iráse.- 
Por fin” se levantó, y dcha dais 
Precipitadamente, se metió en la cama. 
El sueño, que durante algunas horas 
hos hace olvidar las amarguras de la 
Vida, era lo que: buscaba aquella noche 
on Jaime como consuelo a la terrible 
mortificación: que sentía; pero el sueño 
o siempre acude cuando le llamamos, 
rebelde en 
Jues unos veces se muestr 
que me abra: dei a0, : 
Ñ Be dando. a su rostro la exp resión más 
recido el. objeto de su amor. 
ideas, buscando un género de venganza 
tan terrible como el dolor que experimen. 
taba; mas el infeliz*acabó por no encon- 
trar ninguno, y entonces, cubierta la ca- 
beza con la colcha como si se avergon- 
zara de sí mismo, lioró amargamente. 
¡Los celos! Terrible y dramática pa- 
sión cuando se manifiesta en las almás 
enérgicas como la de Otelo, ridícula de- 
bilidad cuando acometen a hombres co- 
mo don Jaime. 
¿Quién no ha sentido el punzante doior 
de los celos? Nadie, ¿Quién no-se ha reí- 
do de un celoso? Nadie; porque todo ce-. 
loso tiene para sí la tragedia más des- 
consoladora en el pecho; para los de- 
más, la lo más ridícula en su per-' 
sona... , E 
Vedle, si Ho; correr. dillegadó por. 
una calle detrás de una mujer que aca-' 
ba de pasar con el rostro. cubierto con el 
velo de la mantilla. y que a él le ha pa-. 
Miradle, 
echado de bruces junto a una puerta, 
aplicando el oído para escuchar su 
desesperación. Y no pocas veces. emplea. a 
los disfraces, las estratagemas más es. 
trambóticas para. cerciorarse de que es. ld 
- cierta la. causa de 
su dolor. 
¡Pobres celosos, que no podéis haceros. 
superiores al frío desdén de una mujer! 
¡Pobres celosos, que os tenéis en tan po- 
co que e od pasáls 1 de 
instalo de. una mujer que 
vosotros para E e 
por dede se leva: 
calenturiento que 
 
	        
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