Full text: Tomo 2 (002)

21.13 N «mar 
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OSA pu EAS 
  
y CAPITULO Viti 
- ARRESTO 
Loreto, después de enjugarse las lá-' 
grimas, se tranquilizó un tanto y pudo - 
prestar la siguiente declaración: 
*Dijo que la tarde del día anterior, a 
eso de las seis, su ama le mandó que la 
peinara 'con mucho esmero, manifestán- 
dole con alguna vacilación que tenía una 
cita con el primer amante que había te- 
“nido en su vida, y que habiéndose ofre- 
cido: a acompañarla, le contestó: ** 
—Quiero ir sola: tomaré el ¡primer Co-' 
ché' de plaza"que encuentre en: el camino. 
“Loreto declaró que desde las siete Y 
média del día anterior hasta la hora en 
_que se le tomaba declaración había es- 
perado inútilmente a su ama. : 
Preguntóle el juez quién era le viejo 
que, según sus exclamaciones, «tenía .ca- 
ra* de condenado», qué le había dicho 
doña Práxedes, y quién era. : 
: “4 quien aludía es el marido 
¿—El viejo 
E ¡ desventurada señorita. Se habían 
divorciado poco tiempo ha, y quería se- 
ducirme para que yo le dijera todo lo 
no'es otra cosa que la patrona | 
onde vivía don Jaime Nú- 
de huésped | 
-— fñiéz, 'esposo de «mi señorita. 
Tomada la. 
ventariado todo lo de la casa y sellado, se 
pasó a la declaración de doña Práxedes, 
notado que don 
Ja cual dijo que había not q 
- Jaime comía poco, no hablaba apenas, y 
- pasaba los días encerrado en su cuarto. 
Que todo sto le había llamado la aten- 
ción, y que acosada por la curiosidad 
ge propuso espiarle, pues le inspiraba re- 
celos su condu 
¿Entonces * 
ura a : 
re la cual descargaba te- 
on una mano, mien- 
landía un puñal, 
precisamente 
“declaración de Loreto, e.in-, 
por su equipaje. od 
«por el agujero de la ce. 
n Jaime sentado junto a. 
en su casa, 
i 
Presentado el ¡ppuñal, manifestó que, 
si no era aquél, se le parecía mucho. 
Con estos datos se pasó a buscar a 
don Jaime; pero don Jaime había aban- 
donado a Madrid, según todas las noti- 
cias que,se adquirieron, tres días antes 
del crimen. ; 
¿Quién era el criado que había salido 
precipitadamente la noche del asesinato? 
Nadie le conocía, y no fué fácil encon- 
trarle, 
Mientras tanto, como el nombre de Er- 
-nesto Roviralta era muy conocido” en 
Madrid, pronto supo el inspector de po- 
licía su paradero. e. ego 
Llegó, pues, a la fonda Peninsular a 
las siete de la tarde, seguido de cuatro 
agentes; preguntó por don Ernesto Ro-' 
viralta, y le dijeron que se hallaba en 
- su cuarto, piso tercero, número 2 
En medio de la habitación se hallaron 
un baúl maleta y un saco de noche 
abiertos. Ernesto se ocupaba en arre- 
glar algunas prendas de ropa. aci 
Expliquemos esto. e A 
“Instalado el pintor con su hija en el. 
palacio del duque de X..., dejó pasar tres 
días sin que echara de menos algunas 
prendas de ropa; pero al cuarto com-. 
prendió que para permanecer dos meses 
en Carabanchel necesitaba ir a Madrid 
“El comisario encontró a Ernesto arre: 
-glando el baúl y el saco de noche. 
Lo primero que se le ocurrió era qu 
SC disponía para marcharse; es. decir 
que huía de la justicia, que era po 
«tanto criminal. 8 e 
Esta sospecha estaba perfectama 
fundada: Nadie le hubiera tachado * 
visionario hallándose en sus circunstan 
 
	        
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