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y CAPITULO Viti
- ARRESTO
Loreto, después de enjugarse las lá-'
grimas, se tranquilizó un tanto y pudo -
prestar la siguiente declaración:
*Dijo que la tarde del día anterior, a
eso de las seis, su ama le mandó que la
peinara 'con mucho esmero, manifestán-
dole con alguna vacilación que tenía una
cita con el primer amante que había te-
“nido en su vida, y que habiéndose ofre-
cido: a acompañarla, le contestó: **
—Quiero ir sola: tomaré el ¡primer Co-'
ché' de plaza"que encuentre en: el camino.
“Loreto declaró que desde las siete Y
média del día anterior hasta la hora en
_que se le tomaba declaración había es-
perado inútilmente a su ama. :
Preguntóle el juez quién era le viejo
que, según sus exclamaciones, «tenía .ca-
ra* de condenado», qué le había dicho
doña Práxedes, y quién era. :
: “4 quien aludía es el marido
¿—El viejo
E ¡ desventurada señorita. Se habían
divorciado poco tiempo ha, y quería se-
ducirme para que yo le dijera todo lo
no'es otra cosa que la patrona |
onde vivía don Jaime Nú-
de huésped |
-— fñiéz, 'esposo de «mi señorita.
Tomada la.
ventariado todo lo de la casa y sellado, se
pasó a la declaración de doña Práxedes,
notado que don
Ja cual dijo que había not q
- Jaime comía poco, no hablaba apenas, y
- pasaba los días encerrado en su cuarto.
Que todo sto le había llamado la aten-
ción, y que acosada por la curiosidad
ge propuso espiarle, pues le inspiraba re-
celos su condu
¿Entonces *
ura a :
re la cual descargaba te-
on una mano, mien-
landía un puñal,
precisamente
“declaración de Loreto, e.in-,
por su equipaje. od
«por el agujero de la ce.
n Jaime sentado junto a.
en su casa,
i
Presentado el ¡ppuñal, manifestó que,
si no era aquél, se le parecía mucho.
Con estos datos se pasó a buscar a
don Jaime; pero don Jaime había aban-
donado a Madrid, según todas las noti-
cias que,se adquirieron, tres días antes
del crimen. ;
¿Quién era el criado que había salido
precipitadamente la noche del asesinato?
Nadie le conocía, y no fué fácil encon-
trarle,
Mientras tanto, como el nombre de Er-
-nesto Roviralta era muy conocido” en
Madrid, pronto supo el inspector de po-
licía su paradero. e. ego
Llegó, pues, a la fonda Peninsular a
las siete de la tarde, seguido de cuatro
agentes; preguntó por don Ernesto Ro-'
viralta, y le dijeron que se hallaba en
- su cuarto, piso tercero, número 2
En medio de la habitación se hallaron
un baúl maleta y un saco de noche
abiertos. Ernesto se ocupaba en arre-
glar algunas prendas de ropa. aci
Expliquemos esto. e A
“Instalado el pintor con su hija en el.
palacio del duque de X..., dejó pasar tres
días sin que echara de menos algunas
prendas de ropa; pero al cuarto com-.
prendió que para permanecer dos meses
en Carabanchel necesitaba ir a Madrid
“El comisario encontró a Ernesto arre:
-glando el baúl y el saco de noche.
Lo primero que se le ocurrió era qu
SC disponía para marcharse; es. decir
que huía de la justicia, que era po
«tanto criminal. 8 e
Esta sospecha estaba perfectama
fundada: Nadie le hubiera tachado *
visionario hallándose en sus circunstan