Full text: Tomo 2 (002)

FOLLETIN DE EL MERCANTIL VALENCIANO 
  
Este nuevo dato afirmó más y más las 
sospechas concebidas. 
¿—Yamos—dijo, 
-—¿Adónde?—preguntó Ernesto, 
—Al Saladero. ; 
El pintor hizo un gesto de repugnan- 
cia; ¡pero inmediatamente practicó un 
movimiento de hombros, y repuso: 
—Suplico a usted que se me conduzca 
en un coche. 
El inspector hizo 1 un gesto afirmativo, 
habló con uno de los agentes, que inme- 
diatamente fué a buscar un carruaje. 
Después de esto, tiró del llamador de 
la campanilla, mandando que se presen- 
tara el jefe de la fonda. 
—Este cuarto—le dijo—, tan pronto Co. 
ao salgamos nosotros lo cerrará usted 
por su mano, entregándome la lave, y 
nadie, sin incurrir en las penas consig- 
adas en el Código, penetrará en él has- 
ta que el juez lo disponga, 
Y dirigiéndose a dos de los agentes, 
continuó: 
—Ustedes dos permanecerán junto 4 
esa puerta hasta nueva orden, 
—Pero, ¿qué es lo que ocurre?-——pre- 
guntó el fondista. 
—Sencillamente — contestó Ernesto—, 
que este caballero me lleva preso. Cum- 
pla usted sus órdenes. 
—¡Preso! ¿Y por qué?-—repuso el fon- 
dista extrañándose. 
Ernesto estrechó la mano del dueño de; 
la fonda, se sonrió y dijo: 
—Me creerán sin duda criminal, Pero 
nada temo: la equivocación se desvane- 
cerá pronto. 
Y volviéndose al agente, continuó; 
Cuando usted guste, caballero, 
Ernesto fué conducido al Saladero y. 
encerrado en calabozo con orden de que a 
no se le dejara hablar ni escribir; quedó. 
incomunicado. 
 
	        
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