Full text: Tomo 2 (002)

o A DE EL MERCANTIL VALENCI 
  
Doña Agueda se rió y repuso de este 
- modo: ? 
—Bien mal. Eso me prueba la torpeza 
-de la discípula. 
—Desuna usted la primera sílaba, que 
lá ha pronunciado el maestro, de la se- 
gunda, que la dijo la discípula, y crea 
usted al maestro—dijo Luis—, Pero con 
el permiso de usted, porque esta noche 
, nos hemos entretenido más de lo regu- 
lar en el piang; y TOS: espera el dibujo. 
-— Luis colocó una cartera en una de las 
mesas, puso un tablero con papel delan- 
te de Leoncia, que comenzó a dibujar, 
copiando el modelo que tenía. enfrente. 
Doña Agueda continuaba la lectura, 
pero sus ojos se cerraban poco a poco. 
Aquel venerable rostro, demacrado y 
- pálido ¡por el llanto y. el infortunio, co- 
menzaba a demostrar todos Los síntomas 
del sueño. 0 
EY temple asisto de la. banitación: 
el silencio 
la comodidad: “de la butaca, . 
que allí reinaba, produjeron su efecto. 
-— Doñ Agueda se quedó 
y libro. sobre las. rodillas 
£ 
Leoncia y Luis seguían 
dorm ida. con. el 
| ció. 
- advertir que Morfeo, como otras tantas pi 
veces, se convertía en cahenicd de los 
dis enamorados, 
- Leoncia levantó la cabeza, atra a su ha 
gullosa de que me ames. ¡Ah! ¿Qué ma- 
yor ventura que ser amada por ti, por LE 
que harás de una pobre muchacha como 
. yo una mujer perfecta? Porque yo quier 
que me eduques, y que un día, cuando 
me. veas brillar en esa sociedad donde 108 
ha colocado nuestra inesperada fortune 
digas con orgullo: —He ahí mi obra. 
E lo diré, Leoncia, lo diré; porqué 
no hay nada tan fácil como 1 perteccional 
la educación de un'ángel de la ticrra co- 
mo tú. ¡Ah! Bien sabe Dios que yo hu- 
biera querido ser rico y que tú hubier43” 
permanecido aun en la modesta. buhar- 
dilla, para decirte: Esta es mi mano Y 
mi fortuna; ven a compartirla conmigo: 
—Pues bien: ¿no da lo mismo que sea 
yo la rica? ¿Acaso no me ofreciste 1 
mano cuando era yo pobre? Entonces, 
pobre tú también, tenías sobre mí la gu: 
perioridad de tu talento, de tu brillant8 
educación y de tu título de marqués, Y 
todo lo olvidaste por la. pobre .menestra: 
la de la buhardilla, que no teniendo más 
que su corazón, te lo había entregado 
desde el ae. momento, que, te. cong 
vesical nde es una felicidad » 
* llar en el- mundo una mujer que 
- todas las: aspiraciones del hombre, 
¿Y soy yo esa mujer? 
¿—¿Puedes,, «dudarlo? sv: 60 o 
«Leoncia, se quedó con los. dd fij 
o “su prometido, que la. contemplaba. al 
.a pe nee que es lo 
-—Tienes razón, Luis. Mi pobre NERAL: 
estras. lecciones, 8 
cd sa tan: ps. que nunca mos reconviene. 
A útil que: 
se cansa aa 
«mo tiempo embelesado. 
Sin saber cómo, atraídos por ese aid 
misterioso del amor, las Manos de JecOn 
- cia y de Luis se juntaron, y durante 4 
- gunos segundos Es Jendó ierón. 
dul 
Sus labios. 
AL lenguaje. 
'0 amor sustituía en aquel mon 
to MUID! 
de las palabra Ia 
Los ena orados se 0 d n to o co 
sin. paras gl 
se de aquell 
 
	        
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