EL-PAN DE LOS POBRES |
—¿Dé verás?
"¿Quién lo duda?
Pues vedle allá haciendo él amor a.
a. jovencita rubia, la Uel vestido
u
¡Ah! Esa es la nueva millonérja—di- AS
Bonato—. Tendría gracia que Carlos
Sbancara a Luis—, Bien es verdad que
inte millones tientan al mismo diablo.
—¿Tenemos otra historia?—dijo el poe-
—. Si crees que puede darme asunto .
ra un drama id Alo me e Eo
e quiero “demasía O:
0—para aconsejarte.
16, y / «por. od ;
Lo ¿quién es ese bo ombret—pre-
guntó Clotilde.
Amiga mía, sólo el cando de San Pa-
blo sabó. su nombre, y, se ha pe frito
en no revelarle.
—Propongo o exclamó una A Jenna —
que se llame al conde de San Pablo, Y,
que le pidamos que nos diga a quién so
parece el seductor.
—Sería inútil—repuso Margarita.
--—Sin embargo, hagamos la prueba.
—Tal véz ella tendría menos ride E
A ocultarlo—dijo Clotilde.
—Creo, por el contrario, que esa mu-
Bor Jer es tan digna queno do reveiará
| os el alón se convirtión el brazo