Full text: Tomo 2 (002)

    
  
  
  
  
  
La A SURRECCION DE ROCAMBOLK 
  
  
  
me 7 
Alberto Morel era un caballero cumplido, 
rico, elegante, buen jinete, cazador distingui- 
do, jugador frío y de conversación agradable, 
Había comprado dos años antes una gran 
osesión cerca de la que poseían los Montalet, 
elaciones de caza habían establecido entre 
tos cierta iirtimidad; se habían visto luego en 
París, y los Montalet habíanlo presentado en 
tasa de la baronesa de Passe-Croix, qué reci- 
bía todos los jueves. 
Sin embargo, Alberto Morel, 4 pesar de su 
reputación de elegancia y de sus considerables 
bienes, era un personaje bastante misterioso. 
- No sesabía fijamente de dónde venía, ni se le 
conocían amigos antiguos. 
También estaba con ellos Victor de Passe- 
Croix, el cual, invitado á una partida de caza 
por su íntimo Rodolfo, había enviado sus pe- 
-rros delante y fué él detrás de las Regueras, 
como ya se ha dicho, 
CAPITULO IU 
Un secreto misteriosa 
Victor había partido al romper el día, y lle- 
gaba ya á unos tres cuartos de legua de la ha- 
bitación de Montalet, cuando oyó en el bosque 
inmediato dos disparos de escopeta, metédica- 
mente espaciados y cuya ruidosa sonoridad re- 
velaba un gran calibre. 
—¡Pardiezl—exclamó el joven, —Conozco esa 
escopeta: es la de Octavio de Cardasol, 
Al acabar esta observación vió agitarse un 
matorral y se encontró frente á frente de su 
enemigo de cologio. : 
Octavio de Cardasol traía de las orejas una 
liebre que acababa de matar, y se disponía á 
meterla en su bolsa de caza cuando vió á Vic- 
tor, que se había parado:en medio del camino. 
- Un tanto confuso, quiso volver la espalda y 
- Poeterse otra vez en el bosque. Pero Victor le 
gritó: 
—¡Eh! ¡Ogtaviol : : 
A esta interpelación Octavio se detuvo, 
—¿Asi te metes á cazar en lo vedado? 
—¡Ba1h1 Tengo permiso, 
--¿De quién? 
—Le los Montalet, 
-—Soy demasiado político para desmentirte, 
Y así... te creeró, 
Y Víctor espoleó su caballo. 
Entonces Octavio. le detuvo, llamándole á 
Su vez, 
—¿Qué quieros?—preguntó Víctor: 
—bDarte un buen consejo. 
--No lo necesito, 
-——¡Bah!l ¿Quién sabe? 
—¿Es á propósito de caza? 
—Tal vez, 
—Bien, habla; tengo curiosidad de apreciar 
8l valor de tus consejos, : E 
4 y as á las Regueras? 
—¿Vas á estar allí mucho tiempo? 
—UOcho días, 
-—Haces mal, 
—¿Por qué? 
—Porque durante eso tiempo cazarán en las 
tierras de la Martinera, 
—Tú, sin duda—dijo Víctor con audacia, 
—¡Ohl—contestó O.tavio;—yo espero tener 
permiso para cazar en vuestros dominios. 
—¿Y quién te dará ese permiso? 
—Tú mismo, 
ers 
Víctor se echó á reir, 
—¿Te ríes? —dijo Octavio 
—Yua lo ves, 
—¿Y si yo te diera un buen consejo? 
—¿Sobre qué? 
-- Sobre cosas que interesan á tu honor. 
—¡Ahl—exclamó Victor estremecióndose, 
—Si yo te saco á tí y á los tuyos de un peli- 
gro—repuso Octavio—¿me darás permiso par 
cazar en vuestras tierras? 
—¡Pardiezl Como no veo el peligro que pue- 
da correr mi honor, yo te rogaría.. 
—Cuando llegan las desgracias, ya no es 
tiempo de tomar el buen consejo que pudo evi- 
tarlas, 
Estas palabras pusieron 4 Víctor en cui- 
dado, : 
paa Octavio, explícate de una vez. 
—Te hago juez y parte á la vez, amigo Víe- 
tor, y me atengo á tu buena fe, Si el consejo 
que voy á darte es bueno, ¿me darás permiso 
POre oRen en vuestras tierras? | 
e. le 
Falabra de honor? 
e lo juro. 
--Hemos de cazar todos mis hermanos, 
—¡Pardiezl Muchos son cinco cazadores de 
vuestra especie—objetó Víctor con desdén, 
. —Mi consejo vale eso, ya lo verás, 
«En fin, habla. 
—Puos no permanezcas ocho días en las Re- 
gueras, 
—¿Por qué razón? 
—Porque en la Martinera no tenéis perro de 
guarda y... : 
—¿Qué importa eso? : 4 
—Tu padre y vuestros criados tienen pesado 
el sueño. 
Víctor se estremeció. 
—Y hay vagabundos que saltan la valla del 
cercado, 
-—¿Qué quieres decir? : 
-—Y no yan á tender lazos 4 vuestros conejos 
—añadió Octavíocon maligna sonrisa, —£S0nque 
así, vigila y adios, 
—Espera—dijo Víctor, 
Pero Octavio penetró en la espesura repi= 
tiendo; 
—Pa verás como no es caro mi consejo. 
o. 
  
pre 
  
Victor quedó ua momento inmóvil en medio 
¿Ael camino, ] 
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