Full text: Tomo 2 (002)

  
  
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BIBLIOTECA Dis EL IMPARCIAL 
  
  
—La escritura tiene también su espíritu, ni | 
más ni menos que Jos hombres, La letra re- 
donda, firme y llena denota el carácter de un 
hombre frío y resuelto; la cursiva prolongada 
y un poco trémula ó insegura revela general- 
mente una mano de mujer ligeramente conmo- 
vida. La mujer que escribe á su modista 6 á su' 
procurador tiene un carácter de letra muy di- 
Terente cuando da la primera cita al hombre que 
ame. 
-—Es verdad, amigo mío. 
—Akora bien—prosiguió Arturo;—la mano 
que ha trazado esta. letra es. evidentemente 
mano de mujer. : 
—¡Pardiez! 
—Pere no temblaba, 
—En efecto. 
—Luego no eres amauu. 
El barón de Neubourg se sonrió, . 
—Lee,—Je dijo, —y verás que no se trata aquí 
de amor. 
Arturo leyó á media voz: 
«Una noche, hace seis seiñanas, el barón 
Gontrán de Neuboufg encontró en el bulevar, 
trente al café Inglés, tres amigos suyos que 
fumaban á la luz de la luna saliendo de su 
club, donde habían jugado en grande. 
»Estos tres amigos eran el vizconde Arturo 
de Cheneviere,+lord Blakstone y el marqués 
Alberto de Verne, 
»El barón Gontrán de Neubourg iba solo y 
pensativo, y si sus amigos no le-hubieranlla- 
mado la atención, sin duda habría pasado sin 
verlos, 
—»¿A dónde vas, barón?2—le preguntó el viz- 
conde. 
—»A ninguna partes 
—»¿Cómc? 
—»Voy paseándomo» 
—»¿Sin objeto? 
—»¡Pche!,.. Y vosotros, ¿de dónde venís? 
—»Del club, 
—»¿Y á dónde vais? . . a 
—»Nos paseábamos solamente; sino que en 
"ez de soñar como tú, nosutros hablamos, 
> —»¿De qué habláis? 
—»Lord Blakstone dice que tiene esplín. ..: 
—»Lord Blakstone hace muy bien en eso, Es 
inglés y el cielo está despejado; un inglés sin 
¿nicblas es un cuerpo sin alma. 
+ —»Verne—continud el vizconde, —Verné se 
¿burre_ y se contenta, con traducir la palabra. 
«—»¿Y t4?—preguntó el barón... en 
_ —»Yo hago lo que Verne. — Sáro? 
_—»Señores—dijo.entonces el barón;—el más. 
Niejo de nosotros tiene treinta años, y. .$80y yo; 
el más joven veinticuatro, y es Arturo. El más 
pobre tiene cien mil libras, de renta, y.soy yo; 
más'rico, ciento cincuenta mil libras esterli- 
   
      
Mas de renta, y es lord Blakstone. 
3 —»Exácto—dijo el inglés.con flema, 
* —»Ahora bien— repuso el barón, —tenemos 
] bargo, señores... : 
bla Redo 
empleo de nuestro tiempo: Nos levantamos á 
las once, almorzamos á las doce. A las dos se 
nos ve en el Bosque, tú y yo áceaballo, lord 
Bakstone en su poney-chaise, Verne en su [a6* 
tón, A las cinco jugamos al whist; de nueve 4 
once de la noche se nos encuentra en la Opera; 
de once á doce/en los salónes de Saint-Germán 
ó6 en la calle de Anjou, y vamos luego á teriml- 
nar el día al club para hacer lo mismo al día 
siguiente, E 
—»Y los siguientes—añadió el marqués de 
Verne, —que había estado callado hasta en- 
Lonces.» sd 
El vizconde de Cheneviere interrumpió la 
¿lectura y dijo al barón Gontrán de Neubourg: 
' —Tu corresponsal anónimo es una mujer 
amiga tuya, á quien habrás dado todos estos 
detalles de rigorosa exactitud. 
—Yo no he hablado á nadie de nuestra con- 
versación, contestó el barón de Neubourg, y te 
juro que la letra de esta carta me es completa- 
mente desconocida. 
—Prosigo, pues, NS 
«Los cuatro jóvenes se miraron silenciosa- 
mente durante algunos minutos. 
—»Pues bien, señores—dijo el barón,—¿Sa- 
béis que me hallo muy mal dentro de este traje, 
que tan poco se parece á la coraza de nuestros 
mayores; que me ahogo en este siglo de vil me- 
tal y egoismo en que vivimos y que recuerdo 
con pesar la lLabla Redonda y sus doce caba. 
Heros? E AA AA 
-—»Nosotros también—contestaron á una los 
tres amigos. ; 
Pair señores!l—repuso el barón, —¿qué se 
dirá? El tiempo de los caballeros andantes ha 
pasado, Silos paládines de la Edad Media, los 
| Reinaldos, los Oliveros, los Rolandos volvieran 
á este mundo verian que la policía correccional 
se ha encargada de castigar á los malvados, y 
que los abogados tienen la pretensión de deflen- 
der á las viudas y á los huérfanos, 
- —»¿Qué se infiere de ahí? 
- —»Una cosa muy sencilla: que hombres como 
nosotros, jóvenes, ricos, valientes, de buen ori- 
gen, me en. un siglo menos ingrato. hubieran 
podido utilizar su inteligencia, su fortuna, su 
¡nobleza y su bravura, están condenados á per- 
petuidad al whist y demás vicios. Y, sin em: 
—»¿A dónde diablos vas 
10) 
¡lord Blakstoñe, 
«—»0id, señores—con 
4 parar?—pregunté ' 
finuá diciendo el barón, 
T—me ocurra una idea muy aceptable. 
-——»Yea mos. 
—»Somos cuatro amigos, cuatro hombres de 
honor, cuyo solo: mal es: aburrirse profunda- 
mento. Os propongo fundar entre nosotros una 
asociación de los nuevos, caballeros de la Tas 
: ¡Seremos en pleno siglo XIX m18= ; 
¡teriosos desfacedores de agravios, piadosos ca- 
balleros del infortunio,” implacables enemigoS 
  
¿da misma existencia y «puede formularse asi el. 
     
¡dela injusticia. Busquemos una víctima intoro- 
  
   
  
	        
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