Full text: Tomo 2 (002)

  
  
  
  
  
  
  
  
  
LA RESURRECCIÓN DE _ROCAMBOLE 
  
sus facultades. 
Sólo 4 la mañana siguiente volvió al uso de ] 
vió entonceg 4 Víctor á su cabecera y le. 
tendió la mano, E 
—Hubiéramos podi 
querido, 
: el hombre de Vuestra NOnganza 
do. ser amigos— le dijo . 
con triste sonrisa;—pero la fatalidad no lo ha 
3 
—En vos consiste, caballero, que lo séamos, . 
Ignoro vuestro nembre; no sé qué objeto 08: 
proponiais el dia en que prestasteis auxilio á | 
Alberto Merel, Sin embargo, me contentaría . 
con la explicación que quisierais darme, pos | , 
j padre es un ultraje hecho á mi, 
incompleta que fuera, 
—¡Pobre jovenl—exclamó el vizconde;—yo, | 
drido con dulzura. 
moribundo y todo, Soy menos desgraciado que 
VOB. 
—¿Qué quereis decir? 
—HP vizconde le estrechó la mano con una 
especia de- efusión. 
—¿Queréis saber quién soy? Mi nombre no 
cs: dirá nada, Soy el vizconde de Cheneviere, 
Víctor hizo un gesto de sorpresa, Había oido ' 
nombrar henrosamente siempre al vizconde, 
a E entonces, caballero, ¿cómo 38e compren» 
00 
—Escuchadme. Acabais de decirma que 0s 
contentaríais con una explicación, siquiera in- 
completa, 
—Por ahora á.lo menos, 
d —Rogad á Dios que el por añora áure mucho 
JMpOs 
—Me poneis en cuidado, señor vizconde. 
—Voy á prócurar explicarme sin faltar 4 mi 
secreto, 
— Os escucho», 
—Cuballero—repuso el herido,—los tres hom- 
bres que me ayudaron á vuestro rapto, y que 
supusisteis cómplices de Alberto Morel, llevan 
todos, como yo, un título ilustre y honorable, 
_No estoy autorizado para revelar esos titulos; 
pero sabed que ellos y yo estamos encargados 
en este momento de un gran. acto de reparar 
ción. Somos provisionalmente instrumentos de . 
la Providen-ia, y os: privamos de vuestra li.- 
bertad, porque vos pouíais entorpecer nuestros . 
proyectos, > 
—¿s decir que yo era para vosotros un obs- 
táculo? 
—SÍ, 
-—¿ Y Alberto Morel un instrumento? 
—DÍ, 
é 
t 
—Pero ¿sabéis bien, caballero—dijo Victor ' 
evnirtánduse y mirando fijamente al vizconde, 
—sabéis que el instrumento de que os serviais 
pudo deshunrarme? 
—-Mis amigos y yo velábamos para evitarlo, 
Pero mi hermana está loca. 
q una desgracia que no habiamos pre- 
Visto, : 
—¿0s proponiais una venganza, según eso? 
«o ACASO. 
—¿Untonces el hombre de ouieo «ueriais 1 
Vengaros era mi padre? 
+ El vizconde guardó silencio. : 
—¡Cabaliero! ¡Caballero! — exclamó Víctor 
eon voz trémula.—¿Sabéis bien queas mi padre 
«—¡ Ah] 
Esta exclamación fué una tempestad, 
Víctor palideció, retrocedió y dió un grito. 
—¡Mi padre! Pero ¿qué falia ha cometido? 
El herido no contestó á esta pregunta, 
Vittor, en un momento de arrebato, agarró 
el brazo del vizconde y dijo sacudiéndole: 
—La menor sospecha sobre el honor de mi 
-—Me hacéis mal, caballero—-advirtió el he- 
Victor se estremeció y tuvo vergúenza de su 
arrebato, E : 
—Perdonadme, caballero; pero hablabais de 
mi padre, 
—Caballero—dijo el vizeonde, —dentro de un 
mes podré daros la clave de. este terrible enig- 
ma. Pero hoy ni la tortura me arrancaría mi 
secreto. ¿ 
Víctor lanzó un suspiro y no insistió más, 
En esto llegó el médico, ] a 
Después de reconocer al herido, dijo-á4 Vic- 
v0r:.* 
—Sin duda le habéis hecho hablar mucho, y 
sería bien dejarle en reposo para que durmie- 
ra algunas horas, , 
Las palabras misteriosas del vizconde ha- 
| bían trastornado al pobre Victor, y 
Acompañó luego al doctor hasta la puerta y 
allí vaciló un momento sobre la dirección que 
i debía tomar, 
Por fin se decidió á volver á Nantes, 
No acertariíamos á describir.el caos de sue 
pensamientos, de sus dudas, de sus temores; y 
| envuelto, asíixiado en este caos, llegó al hotel 
de la Marina, , 
“—Caballero—le dijo el portero,—una carta 
para. VOS, 
Victor se es 
el sobrescrito, $ 
-—Es sin duda de la condesa—se dijo, 
En efecto, la condesa de Estournelle le ee» 
cribía lo siguiente: 
«Belle-Isle, á las ocho de lá noche. 
»Mi querido amigo; ; 
»Acaso tengáis ya noticias mías, pues os ha 
teemeció, tomó la carta y miró 
] escrito esta mañana, 
»Por desgracia, cometí la indiscreción de 
entregar mi carta al jardinero, hombre dado á 
la bebida, y ha vuelto 6brio, sin saber dar ra= 
20n de la Carta, 
»En la duda de que haya llegado á vuestras 
manos, os escribo otra vez y envio la carta por 
el vapor; á : : 
»Me encuentro.en una situación terrible y 08 
'necesito. ; 
» Venid, pues, sin demora. Verád, 
  
DVuesira 
. La CONDESA DE ¡H» 
 
	        
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