LA RESURRECCIÓN DE _ROCAMBOLE
sus facultades.
Sólo 4 la mañana siguiente volvió al uso de ]
vió entonceg 4 Víctor á su cabecera y le.
tendió la mano, E
—Hubiéramos podi
querido,
: el hombre de Vuestra NOnganza
do. ser amigos— le dijo .
con triste sonrisa;—pero la fatalidad no lo ha
3
—En vos consiste, caballero, que lo séamos, .
Ignoro vuestro nembre; no sé qué objeto 08:
proponiais el dia en que prestasteis auxilio á |
Alberto Merel, Sin embargo, me contentaría .
con la explicación que quisierais darme, pos | ,
j padre es un ultraje hecho á mi,
incompleta que fuera,
—¡Pobre jovenl—exclamó el vizconde;—yo, |
drido con dulzura.
moribundo y todo, Soy menos desgraciado que
VOB.
—¿Qué quereis decir?
—HP vizconde le estrechó la mano con una
especia de- efusión.
—¿Queréis saber quién soy? Mi nombre no
cs: dirá nada, Soy el vizconde de Cheneviere,
Víctor hizo un gesto de sorpresa, Había oido '
nombrar henrosamente siempre al vizconde,
a E entonces, caballero, ¿cómo 38e compren»
00
—Escuchadme. Acabais de decirma que 0s
contentaríais con una explicación, siquiera in-
completa,
—Por ahora á.lo menos,
d —Rogad á Dios que el por añora áure mucho
JMpOs
—Me poneis en cuidado, señor vizconde.
—Voy á prócurar explicarme sin faltar 4 mi
secreto,
— Os escucho»,
—Cuballero—repuso el herido,—los tres hom-
bres que me ayudaron á vuestro rapto, y que
supusisteis cómplices de Alberto Morel, llevan
todos, como yo, un título ilustre y honorable,
_No estoy autorizado para revelar esos titulos;
pero sabed que ellos y yo estamos encargados
en este momento de un gran. acto de reparar
ción. Somos provisionalmente instrumentos de .
la Providen-ia, y os: privamos de vuestra li.-
bertad, porque vos pouíais entorpecer nuestros .
proyectos, >
—¿s decir que yo era para vosotros un obs-
táculo?
—SÍ,
-—¿ Y Alberto Morel un instrumento?
—DÍ,
é
t
—Pero ¿sabéis bien, caballero—dijo Victor '
evnirtánduse y mirando fijamente al vizconde,
—sabéis que el instrumento de que os serviais
pudo deshunrarme?
—-Mis amigos y yo velábamos para evitarlo,
Pero mi hermana está loca.
q una desgracia que no habiamos pre-
Visto, :
—¿0s proponiais una venganza, según eso?
«o ACASO.
—¿Untonces el hombre de ouieo «ueriais 1
Vengaros era mi padre?
+ El vizconde guardó silencio. :
—¡Cabaliero! ¡Caballero! — exclamó Víctor
eon voz trémula.—¿Sabéis bien queas mi padre
«—¡ Ah]
Esta exclamación fué una tempestad,
Víctor palideció, retrocedió y dió un grito.
—¡Mi padre! Pero ¿qué falia ha cometido?
El herido no contestó á esta pregunta,
Vittor, en un momento de arrebato, agarró
el brazo del vizconde y dijo sacudiéndole:
—La menor sospecha sobre el honor de mi
-—Me hacéis mal, caballero—-advirtió el he-
Victor se estremeció y tuvo vergúenza de su
arrebato, E :
—Perdonadme, caballero; pero hablabais de
mi padre,
—Caballero—dijo el vizeonde, —dentro de un
mes podré daros la clave de. este terrible enig-
ma. Pero hoy ni la tortura me arrancaría mi
secreto. ¿
Víctor lanzó un suspiro y no insistió más,
En esto llegó el médico, ] a
Después de reconocer al herido, dijo-á4 Vic-
v0r:.*
—Sin duda le habéis hecho hablar mucho, y
sería bien dejarle en reposo para que durmie-
ra algunas horas, ,
Las palabras misteriosas del vizconde ha-
| bían trastornado al pobre Victor, y
Acompañó luego al doctor hasta la puerta y
allí vaciló un momento sobre la dirección que
i debía tomar,
Por fin se decidió á volver á Nantes,
No acertariíamos á describir.el caos de sue
pensamientos, de sus dudas, de sus temores; y
| envuelto, asíixiado en este caos, llegó al hotel
de la Marina, ,
“—Caballero—le dijo el portero,—una carta
para. VOS,
Victor se es
el sobrescrito, $
-—Es sin duda de la condesa—se dijo,
En efecto, la condesa de Estournelle le ee»
cribía lo siguiente:
«Belle-Isle, á las ocho de lá noche.
»Mi querido amigo; ;
»Acaso tengáis ya noticias mías, pues os ha
teemeció, tomó la carta y miró
] escrito esta mañana,
»Por desgracia, cometí la indiscreción de
entregar mi carta al jardinero, hombre dado á
la bebida, y ha vuelto 6brio, sin saber dar ra=
20n de la Carta,
»En la duda de que haya llegado á vuestras
manos, os escribo otra vez y envio la carta por
el vapor; á : :
»Me encuentro.en una situación terrible y 08
'necesito. ;
» Venid, pues, sin demora. Verád,
DVuesira
. La CONDESA DE ¡H»