Full text: Tomo 2 (002)

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36 
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_ BIBLIOTECA DB EL IMPARCIAL - 
  
4 dE a : eN 
quiero encargarme de nuestro desgraciado pri- 
onero y voy á dejarlo aquí hasta nueva orden 
jo la custodia del capitán Aubin y de un pe- 
tón de diez hombres, 
—¿Los húsares se van?—preguntó Héctor, 
—Sí, Señor, z 
—¿Tú también? Pe 
—No, señor; yo me quedo, 
Y el húsar añadió uspiados : 
—Nosotros, mi comandante, nosotros, que 08 
ueremos tanto, tenemos que guardaros para 
consejo de guerra, Es cosa dura, ¡vive Dios! 
- Héctor sonrió tristemente, saludó al soldado 
Eyolvió á sentarse cerca de una mesa que ha- 
la en medio del pabellón, 
—Es evidente—se dijo-——que cuando el coro- 
mel ha dado orden de hacerme fuego, no está 
E mucho menos en ánimo de dejarme escapar, 
or otra parte, le conozco, es esclavo de su de- 
ber, y... pero... sin embargo... 
. Y continuó pensando, 
*" —¿Por qué entonces Carlos Aubin?,,, ¡Es-coga 
extraña! 
El conde no podía conciliar en su espíritu 
hh severa consigna del coronel con la insisten» 
= del capitán en no recibir su palabra de 
or, 
. . Y se levantó y fué otra vez 4 la ventana, 
*” Pataud había sido relevado gor un recluta 
y había entrado ex el regimiento después de 
la deserción del comandante. 
¿+ Héctor no conocía á este soldado, 
.? Pero descubrió á alguna distancia en el par» | 
a general que se paseaba con el coronel, y 
rumor de sus palabras llegaban hasta él, 
y —Mi general—decía el viejo coronel-410 03 
agáis ilusiones, 
je á ver al rey, os 2» repito, iró, 
«El rey no 08 escuchará. 
—¡Pardien : As : 
«El rey noes cruel ní vengativo, creedlo, 
lemente imperiosas, Perdonar al conde, sería . 
flicender de nuévo la guerra en la Vandea, 
+ El general se encogió de hombros, 
+El rey no os concederá la gracia, no, 
¿En fin ¡mil rayos! mi hija lé ama y... 
coronel suspiró, . ' 
Y yo—añadió el general—no puedo dejar 
Been pero las circunstancias son terri- |. 
la fusilen al que debe ser el esposo de mil. 
"Mi general—dijo el coronel, —respondo de 
con mi honor; pero no estará siempre en mi 
ider, y yo deseo que podáis salvarlo, .. 
¿En esto el coronel levantó la cabeza y vió % 
r a a ventana del pabellón, -- “vis . 
1 . * 
| —¿Y nada habcis ideado mejor? 
—Entonces permitidme que entre: quiero ha-. 
blarle de mi hija, coronel. > 
—Conde—dijo éste alzando la voz, —¿querdis 
recibir la visita del general Morfontaine? 
a mil amores—contestó Héctor con JÚ- 
10. ci 
Y bajó las escaleras de cuatro en cuatro. 
Los húsares de facción á la pueria abrieron 
y dejaron pasar al general, echando la llave 
otra vez, según consigna. OS 
Héctor se arrojó en brazos del viejo mar- 
qués, 
a mío!—exclamó. 
31 general le estrechó en sus brazos con 
Tefusión, 
Después le dijo: 
—Hablad bajo, conde. 
—¿Por qué razón, señor? 
general le indicó la escalera, 
——SUbamos, . 
Héctor le siguió, y ambos subieronal primer 
iso. 
4 Entoncez el general cerró la ventana y miró 
al conde. : z 
—Estáis muy tranquilo—le dijo, porque ya 
Héctor sonreía. 
—Estoy resignado, señor. 
—¡Resignado á morir! po 
—Padre mio—dijo Héctor, cuya calma "apa-. 
rente desapareció, —sabéis que amo á Diana, 
—Lo sé todo, todo absolutamente. - 
——Es preciso que Diana tenga esposo, 
SÍ, por cierto, 
| Y que nuestro hijo tenga padre, 
“¿Lo tendrá, conde, lo tendrá. 
—Mi general, según la ley marcial he meres 
cido la muerte, y á fe que no me quejaría de su 
| rigor si no amara á Diana, Pero se puede re-. 
tardar la hora de mi ejecución y darme tiempo 
ara que cumpla con mi honor dando mi mano 
lo esposo á la baronesa. : 
=P h! ¿Habéis pensado eso, hijo mío? 
—Sí, Señor, 
%* Héctor movió la cabeza con melancólica 
sonrisa, 
—He oido al coronel hablando con vos ahora 
mismo. ; Je 
A $ 
—¡Pardiezl 
«El coronel os decía que las circunstancias 
son terribles y que el rey os negaría la gracia. 
El general, que hablaba cada vez más bajo, 
ge sonrió de una manera enigmática y dijo: 
——Ese sería el último recurso, 
4 Héctor hizo un gesto de sorpresas :. 
¿ El general añadió: 
  
een mao, 6 00 A e 
A S 
     
  
    
   
   
  
¡2 e=vVos estáis aquí preso, mi querido conde, $ 
En bien lo veis, E j 
«di intentáis salir, sea por la puerta, sea po? 
Ha Pentana, se oz hará fuego, según consignar 
: «=No Jo intentaré, -
	        
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