Ó LOS TITANES DEL MAR
-. —Es que yo no hablo de enviar un navío. Para eso
l basta una barca pescadora. ES
> —Y la tripulariais vos, sin duda. |
$» No, señor. Pero los hombres que fueren en ella pue:
¿+ den llevar un pliego que entreguen al almirante de la
escuadra cuando le encuentren.
— Y los piratas serán tan necios y tan confiados que
no tendrán vigilancia alguna, cuando ya saben que'están
amenazados. Desengañaos que ahora es ya muy difícil
NN aus podamos hacer nada. Vos mismo les habéis abierto
j los ojos. NN | |
—Demasiado sabéis, señor virrey, el objeto que con
ello me llevaba. —..., | Pe
—Yo no lo. aprobé, ya lo sabéis.
—De todas maneras, el caso es que he estado á punto
de perder la vi o |
—Mas la habéis salvado. Así os ha sucedido siempre.
Los demás habrán quedado muertos ó heridos, pero vos
habéis librado el pellejo. | o, | )
—Parece que os sabe mal que haya sucedido así,—re-
puso Gaspar con acento de reproche. . | | |
— ¿Deja de ser verdad lo que digu? sr
| —Con eso he podido y puedo serviros más. Si estuve
desgraciado en algunos negocios, bien sabéis que en otros
muchos no lo estuve. 0.0 e i
-— __ —No es cuestión de hablar de los que resultaron bien.
Hemos de concretarnos á los que han salido mal, que
todos han tenido importancia. ¿Queréis decirme si el de
mi hija no ha.sido tal que merecíais la muerte por la ma-
- nera de desempeñarle que tuviísteis? ¿Queréis decirme
ODCO-NA SUCIA o a
-. —Ya os dije que la tempestad nos arrojó sobre unos
islotes, que yo caí desvanecido al ser arrojado á la playa,
ue cuando recobré el conocimiento no ví á nadie cerca
10D a ta e A A O CO,
—Bien, todo eso ya. me lo dijísteis; que anduvisteis va-
- gando por montes y bosques que desconocíais; que trope-
- Zástels con aquellos hombres hasta que pudísteis encon-
sísteis una expedición contra los piratas, que salió como
"Lo. que me duele y lo que no me puedo explicar, es cómo -
trar medio para venir, y con la ayuda de ellos me propu-
han salido tantas otras cosas que me habéis propuesto.