LA BANDERA ROJA
VI
BUEN ACIERTO
: Poco á poco fueron saliendo de la Esperanza todos los
Capitanes, quedando solos Cesar, Bernardo y Carlos.
-/ —Como tú has de ser,—dijo Cesar á Carlos, —quien
- mandes el grupo que ha de escalar el fuerte de la derecha,
voy á demostrarte del modo que debes proceder. pues yo
ya he reconocido bien el terreno. Me alegro que Bernardo
- esté aquí, porque también procuraré que vaya contigo
- para que enseñe á los demás. 2 |
-— —Y contigo, ¿quién va ir?—preguntó Carlos. |
. —No sé quién me deparará la suerte; pero de todos
- modos haré que venga Florencio. Es hombre de vista se-
- gura, de una gran serenidad y puede servir bien,
- —¿Por qué no le avisamos? —dijo Bernardo. |
-—Como quieras. Mientras Carlos va á buscar algo que
- es indispensable, ves á ver si encuentras á Florencio. To-
- dos me encontraréis en el tabladillo que hemos habilitado
- para muelle. Allí está el bote que ya tenía preparado.
Salió Bernardo, y poco después Carlos y Cesar aban
_donaban también Ja fragata. NALES ,
—¿Qué quieres que vaya á buscar?—preguntó el pri-
mero á su amigo. A o A
-— —Una cuerda muy delgada y muy larga, y dos dagas
- 6 puñales de los mayores que encuentres en el almacén.
Sl Dario tiempo coge una escala de mano, pequeña.
-—"Garlos se dirigió hacia un barracón que había levan-
tado en un lado de la playa, donde guardaban todos los
utensilios de los barcos. A O O |
Cesar se quedó paseando cerca del tabladillo, que for-
- maba un muelle provisional. e
- Al pie estaba un bote con los remos cubiertos de algo-
| -dón para que no produjeran rumor alguno.