1% or LA BANDERA ROJA
—¡Cómo! A RO | me
0 lo que. es lo mismo, Sr. Alcázar, soy el jefe de esos
piratas que se titulan Titanes del mar, cil e
| El efecto producido por, estas palabras en el capitán
'del navío, fué extraordinario. ) | | y
| El aplomo con que Cesar había hecho aquella mani-
festación, aunentaba la impresión.
—Ya comprenderéis, señor capitán, la confianza que
tendré en vos, para haceros una confidencia semejante.
+ Que á no estar tan obligado como estoy, ya debéis
' comprender lo que debería hacer. .... y
- —Cada uno en nuestra esfera respectiva, — repuso
César, sin que en nada se alterase su acento, —á ser log
“Titanes tal como sin duda se nos pinta por Europa,
habríamos aprovechado la oportunidad de llegar. el navío
San Carlos en el estado tan deplorable en que llegaba
para apoderarnos de él; mas como los piratas del Pacífico
o tienen otros procedimientos distintos de los de las Anti.-
llas, que en vez de aprovecharse de un enemigo inde
-— fenso, prefieren vencerle en buena ley y luchando fuerza
: - contra fuerza, hemos cumplido con lo que la hidalguía
ICO 0 doo de RO PERA
pr pd esa razón el capitán de gan Carlos da por
nu escuchadas vuestras manifestaciones, doliéndose de
que quien tan perfectamente sabe cumplir cun los debe-
A - res del caballero, ejerza una profesión tan indigna de él?
-.. —Razones poderosas le han obligado, —dijo Gurrea,
que hasta entonces no había dicho una palabra. —Podéis
creerlo, amigo Alcázar; de no haberlo juzgado yo así, no
permanecéría á su lado nile habría tendido mimano. ....
- Como se comprenderá muy bien, estas palabras lleva-
xonm consigo alguna explicación, tras de la cual dijo
-— —Según las órdenes que tengo, una vez que haya
comunicado al virrey.el mensajo del capitán general de
Cuba, he de regresar 4 la Habana para empren
- viaje a la Península, toda:vez que la fragata /sabel. debi
-— relevarme en aquel púerto. Una vez en Ma
del mar.
Partiendo ya de las buenas relaciones q
- diar entre la gente del navío y los colon