Full text: El millón de la heredera

EL MILLÓN DE: LA HEREDERA 
mal de-que:lo: quele he dicho esla: pura 
verdad. La firma ¡Girdlestune se declarará 
en quiebra muy pronto. 22000 
—Pues entonces, ó el hijo no sabe nada, 
6 es el actor más perfecto que:he visto: en 
- mi vida. En fin: lo que sea sonará, y no: 
me pesará que suene como usted lo-anun- 
cia. Ahora, vamos: al comedor antes de 
que se acaben el pan y: la manteca. 
- Este erael último refugio contra el ham- 
bre en los días malos. La patrona por una 
pequeña cuota mensual, aseguraba á los 
- huéspedes una cantidad de pan y manteca 
“tan limitada, que los últimos que llegaban 
corran inminente riesgo de quedarse con 
el estómago vacío. Se 
-——Temiendo esto, los dos amigos apresu- 
-raron el paso, suspendiendo para más bar- 
de sus opiniones acerca de la anunciad 
ruina de la casa Girdlestone. 
VI 
A 
UN MONOPOLIO DE DIAMANTES 
-Aunque todo el mundo lo ignorase, no 
carecía de sólido fundamento lo que von 
Baumser había dicho acerca de los Gird- 
 Jestone. Desde algún tiempo atrás un cha- 
-— parrón de desastres había .caído sobre la 
acreditada firma, poniéndola á dos dedos 
de la. ruina. Y si el mayor mo había po- 
dido traslacir nada en la actitud de Ezra, 
era por la sencilla razón de que éste igno- 
-—yaba el verdadero estado de las cosas. 
-—Muchascireunstancias habían contribuís 
do á las enormes pérdidas experimentadas. 
- Ev primer lugar, las más poderosas com- 
- puñias de navegación alemanas é: inglesas 
-— hmbíau comenzado á- enviar sus barcos á 
las costas africanas, y lo que había sido casi 
“un monopolio de la casa Girdlestone, se 
- vinoá convertir:en una competencia difici- 
—Jísima; por otra-parte, los indígenas iban 
conociendo ya el. verdadero valor de las 
mercancías, y era imposible: realizar las 
- fabulosas ganancias de otras veces. 
Aparte de estas:causas generales,. había 
- otras particulares de mucha mayor consi-" 
-deración. Para sostener la competencia 
con los barcos modernos, Girdlestone ha- 
«Estrella Vespertina». Bor-una de esas ino- 
portunas cicaterías en que incurren los co- 
merciantes más. expertos, se- abstuvo de 
asegurarlos, pensando que si sus viejos bar» 
cos iban y venían sin contratiempos, aque- 
llos dos sólidos y hermosísimos buques sal- 
drían con bien de todos los peligros. Pero 
no en.-vano se pondera cuán inseguras son 
las cosas del mar. Mientras el «Aguila Ne- 
gra», que comenzaba á hacer agua casi al 
zarpar, volvía á salvo con asombro de su 
misma: tripulación, el «Providencia» y el 
«Estrella» se abordaron un día de niebla 
en el Canal de la Mancha. El primero se 
fué á pique en cinco minutos, ahogándose 
el capitán y seis de los tripulantes; el se- 
gundo: perdió la: carga y pudo arribar á 
Falmonuth casi destrozado. Aquella catás- 
trofe costó á-los Girdlestone treinta y cin- 
co mil libras esterlinas. No paraban aquí 
los infortunios de la firma. El viejo Gird: 
lestone se había entusiasmado con algunos 
negocios un tanto inseguros, pero que po- 
dían rendir gahancias prodigiosas; y te: 
miendo que Ezra, enemigo jurado de dar 
un paso sin antes asegurarse de sus conse- 
cuencias, había de oponerse, especuló sin 
conocimiento suyo, arriesgando gran parte 
de los fondos sociales. El resultado había 
sido funesto, y Girdlestone, que había pro- 
curado y conseguido que los infortunios de 
la casa no transcendieran al público, veía 
ya imposible ocultarlos á su hijo, y temía 
la explosión de su ira. Se estuvo resistien » 
do hasta la llegada de una noticia que ha- 
-bía de ser decisiva. Esta llegó por fin. Era 
un telegrama del agente en la isla de Ma: 
' dera, y. sus palabras-no podían ser más des- 
consoladoras: Lia expedición más impor- 
tante, y en la cual fiaba Girdlestone como 
la única salvación posible, había sido un 
completo fracaso. Dificilmente se había po- 
dido sacar para cubrir-los gastos. 
- Junto al telegrama había tres cartas. 
Girdlestone empezó á abrirlas upa por una, 
presintiendo cuál podría ser su contenido. 
Una era de un banquero, anunciándole que 
su cuenta corriente estaba próxima á extin- 
guirse. Otra, de la agencia de seguros ma- 
rítimos, manifestándole que:las pólizas de 
dos: de sus barcos -se hallaban en descu- 
bierto. y debían ser. satisfechas en plazo 
—brevísimo. 
- Girdlestone dejó caer la cabeza entre las | 
manos. Después. de unarato de profunda y | 
4% 
y 
  
 
	        
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