— Juro y prometo sólemnemente..,
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LA ÚLTIMA CITA DE JOHN HARSTON ES :
Las oficinas de Girdlestone y Co. no eran
muy á propósito, ni por su emplazamiento
ni por su aspecto, para sugerir una alta
idea en cuanto á la prosperidad de tan:
acreditada firma comercial.
Arrinconada en una callejuela, á dos-
cientas yardas de Fendurd Street Station,
Una mezquina puerta daba entrada á un
lárgo pasadizo. Á un lado de éste había una
placa con esta inscripción; Girdlestone,
y Co. Negocios de África.
Encima de ella una mano pintada, con el
á seguir hasta
un patio cuadrado, rodeado de puertas,
indica extendido, invitaba á
- SObre una de las cuales reaparecía, en grah-
des létrás blancas, él nombre. de la firma,
con la «Palabra «empujad» escrita debajo.
Siguiendo esta lacónica invitación, se en-. E
traba por fin en una espaciosa estancia,
que 'era el despacho público de los ricog.
negociantes africanos, La tarde en que da
comienzo nuestra relación, reinaba en la:
oficina la calma más absoluta, he
En el fondo, ante una mesa emplazada
á cierta altura del suelo, un hombre de
edad provecta y rostro cansado aparecía:
abstraído en la operación de alinear inter-
minables filas de números. Diez ó doce
Jóvenes, encorvados sobre dos largos bu-
fetes, escribían con una rapidez verdadera-.
mente, furiosa, sin levantar cabeza. Un
conocedor de las oficinas de Londres, hu-
biera deducido de la extraordinaria activi-
dad de los escribientes que estaban bajo
la fiscalizadora. mirada de Algún lc, |
de la firma. :
Así era, en efecto. Apoyado en el miáremol,
de la chimenga, un hombre joven, recio, '
de anchas los joa y cuello de LR cg