Full text: El millón de la heredera

  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
  
— Juro y prometo sólemnemente.., 
(Pág. 8.) 
  
LA ÚLTIMA CITA DE JOHN HARSTON ES : 
Las oficinas de Girdlestone y Co. no eran 
muy á propósito, ni por su emplazamiento 
ni por su aspecto, para sugerir una alta 
idea en cuanto á la prosperidad de tan: 
acreditada firma comercial. 
Arrinconada en una callejuela, á dos- 
cientas yardas de Fendurd Street Station, 
Una mezquina puerta daba entrada á un 
lárgo pasadizo. Á un lado de éste había una 
placa con esta inscripción; Girdlestone, 
y Co. Negocios de África. 
Encima de ella una mano pintada, con el 
á seguir hasta 
un patio cuadrado, rodeado de puertas, 
indica extendido, invitaba á 
- SObre una de las cuales reaparecía, en grah- 
des létrás blancas, él nombre. de la firma, 
con la «Palabra «empujad» escrita debajo. 
Siguiendo esta lacónica invitación, se en-. E 
traba por fin en una espaciosa estancia, 
que 'era el despacho público de los ricog. 
negociantes africanos, La tarde en que da 
comienzo nuestra relación, reinaba en la: 
oficina la calma más absoluta, he 
En el fondo, ante una mesa emplazada 
á cierta altura del suelo, un hombre de 
edad provecta y rostro cansado aparecía: 
abstraído en la operación de alinear inter- 
minables filas de números. Diez ó doce 
Jóvenes, encorvados sobre dos largos bu- 
fetes, escribían con una rapidez verdadera-. 
mente, furiosa, sin levantar cabeza. Un 
conocedor de las oficinas de Londres, hu- 
biera deducido de la extraordinaria activi- 
dad de los escribientes que estaban bajo 
la fiscalizadora. mirada de Algún lc, | 
de la firma. : 
Así era, en efecto. Apoyado en el miáremol, 
de la chimenga, un hombre joven, recio, ' 
de anchas los joa y cuello de LR cg 
 
	        
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