escuelas.
AS > EL MILLÓN DE LA HEREDERA
—Pues yo también —afirmó resuelta-
mente el anciano. SS
Momentos después llegaba á la habita-
ción del enfermo. Al empujar la puerta
sintió intenso olor de medicamentos. La
cama, en uno de los rincones más alejados,
se distinguía apenas en la semiobscuridad
de la estancia, Antes de que pudiera ver
nada, oyó Girdlestone la ronca respiración
del moribundo. Una enfermera que estaba
sentada cerca al lecho, se levantó al reco-
nocer al visitante, y después de hablarle en
yoz baja algunas palabras, salió de allí.
Marchaudo casi á tientas, llegó Girdles-
tone junto á su amigo.
Estaba tendido boca arriba, sin darse
cuenta de nada; los ojos inmóviles, fijos *
hacia el techo; sn respiración, silbando en-
tre los secos y ardorosos labios. La vidrio-
sa mirada anunciaba la proximidad de la
muerte. | %
Girdlestone, con una patética solicitud,
humedeció uua esponja y la pasó por la
_ frente de su amigo.
Este se estremeció; volvió levemente la
_ cabeza, y una llamarada de inteligencia y
_de gratitud animó por un instante sus ojos.
- —¡Gracias!—exclamó, como si la pre-
sencia de su amigo le aliviase de algún gra-
ve cuidado. i | |
Su escuálida mano buscó la de su amigo
como para pedirle que le trasmitiera algo
de su energía. | e $
- —...Estoy muy débil-—prosiguió, —¿me
oyes bien? 2 Sis
-. —Perfectamente. neo DN |
| —Dame una cucharada de eso. ¿Qué ta
- decía?... Ah, si; que he hecho mi testamen-
0... Baja nn poco la cabeza, y me oirás
- mejor, Dejo apenas cincuenta mil libras...
..(1 250.000 pesetas). Debí retirarme antes
- de los negocios. LESS |
_ —Yate lo aconsejé. . |
- —Pues bien; dejo cuarenta mil libras á
mi querida Kate.
pt
Un relámpago de codicia pasó por. los
de ojos de Girdlestone,
¿Y el.resto?! :..... a: no
—Se distribuirá por partes iguales entre
las iustituciones de educación de niños po-
_ bres. También nosotros éramos pobres
cuando niños, y sabemos lo que valen esas
¡La wmirnda de Girdlestone expresó cierta
- coutrariedad, que pasó desapercibida para
J
el enfermo. Este,
mente, prosiguió: .. :
—Mi hija, pues, tendrá una fortuna;
pero he dispuesto que ni ella misma ni na-
die pueda disponer de ese dinero hasta que
Kate llegue á la mayor edad. La pobre no
tiene amigo ni pariente alguno, excepto mi
único primo el doctor Jorge Dimsdale. Ja-
más una huérfana se habrá visto más sola.
Recógela, John, llévala contigo y mira por
ella como si fuese tu propia hija. Guárdala
sobre todo de caer en manos de un hombre
sin corazón, que sólo por interés quisiese
casarse con ella. Te lo pido. en nombre de
nuestra vieja amistad. Concédemelo y mo-
riré feliz. A |
Girdlestone no respondió. Sus cejas se
contrajeron como si alguna idea enojosa
cruzase por su mente. :
—Tú eres—añadió el” moribundo — el
cada. vez más fatigosa-
único hombre justo que conozco... Si por
la voluntad de Dios mi hija muriese sin ha-
berse casado, entonces...—el aliento le faltó
y hubo de hacer una pausa para recobrarlo.
—Entonces, .. ¿qué? | | |
_—Entonces, su fortuna irá á ti, pues no
hay nadie que pueda emplearla mejor. Esas
son las cláusulas esenciales de mi testamen-
bo... Confío, Johm, en que cuidarás de mi
hija como yo mismo... ¿me lo prometes?
—¡Te lo prometo! |
John -Harston iba decayendo rápidamen-
te, Con un penoso movimiento señaló á un
libro que había sobre la mesa de noche.
—Coge ese libro. PAN
Girdlestone obedeció. y
— Ahora repite lo que voy á decir... Juro
y. prometo solemnemente... dote
-—yJuro y prometo solemnemente...
—Proteger y guardar como á mi propia
hija... á Catalina Harston, hija de mi di-
funto amigo John Harston... y que los de
mi propia sangre y descendencia se conduz-
can conmigo como yo me conduzca con ella.
_ Apenas hubo repetido Girdlestone la úl-
tima palabra del juramento, Harston, falto
de fuerzas, dejó caer pesadamente la cabeza.
sobre la almohada...
—¡Gracias, Dios mío!. ¡Ahora ya puedo
IE A
—Aparta tus ojos y bu pensamiento de
las vanidades y pequeñeces de este: mun-
do—dijo austeramente Girdlestone,—y fín
jalos arriba, en lo que es inmortal y eterno.
- ,¿Qué.eseso?... ¿be vas? —dijo angustia»