ARTURO CONAN-DOYLE : SL *
Simón Rudge dejó caer el cuchillo: y
alzó las manos en el aire, viéndose en poder
del terrible «detective».
Inmediatamente se echó Sherlock Hol
mes sobre él y le sujetó las manos con
unas esposas de acero.
—Ahora—exclamó Sherlock Holmes—va-
mos á hablar con formalidad. ¿A quién has
vendido el cadáver que recordabas hace
: ás p cando el paraguas y sonó una.
detonación. :
poco? ¿El cadáver del hombre que llegó
sin ropa y tenía las manos tan blancas?
—¿He de declararlo?-—preguntó E
: - de que allí pudiera vivir gente y de
con voz ronca y huraña..
No estás obligado á Ho; pero lo Há
rás cuando te diga que precisamente te ha
hecho traición el hombre 4 quien has ven-
dido el cadáver. E
¡5 ¡Me ha hecho traición !—
Redee. pues me las pagará: Sé su nom-
bre porque lo mandé seguir cuando por or-
den suya llevamos el muerto á Hyde-Park,
Es Pablo Stradella, bd Spa o de Lud- 5
gate Hmm.
—| Muy bien pelan Sérode Holnes,
'or primera vez en tu vida has dicho la
erdad. Con eso te ahorrarás un año de
residio, por haber declarado la verdad.
Ahora te quedas ahí eñtre tus mercancías,
-Le ataré los pe. uo eS es
Tes fuera.
aulló Simón
_encogiéndose de hombros—.
- ÁMafíana se le pondrá. en ]
pondió | el bs bra aptos
mediatamente, Sherlock Holmes le tiró al
suelo de un puñetazo.
A los pocos momentos, el vendedor de
cadáveres no podía mover los pies.
—Ahora que no necesito nada de Éste
dijo Sherlock Holmes soltando las gafas,
la peluca y la barba postiza y metiéndolo
todo en los bolsillos del abrigo—, vamos á
ver á los de arriba si han trabajado tan
bien como yo. i : E
«Abrió la puerta, subió la escalera de ma.
no hasta la mitad, y lanzó tres silbidos
estridentes con su pito de plata. 2
Aquella señal fué repetida en seguida y
Harry Taxon se inclinó e encima del |
pra, E
—Vamos á ver—pregiintó el «detective». E
—¿ Habéis cogido á Barneby? E íSS
—Está en poder de la policía. EdÉ q
- parar á manos del eos cesa is y de se
hombres, FO
-Buenvibrespondió Sherlock Holtaagi: a
No pasará de un susto. Le soltaremos si.
en el interrogatorio de esta noche confiesa
cuanto sabe de la venta del cadáver. Aho-
ra, Harry, haz el favor de llamar al ca.
pitán Morris con aiguno de sus hombres, :
Abajo hay un individuo ¿al cual nd que sa
, car de aquí.
A los pocos minutos el- capitán adi
entraba con diez agentes en la morada mis-
teriosa del vendedor de cadáveres, deba-
jo del puente de Greenwich. Se asombrab:
hubiera en tal local comercio tar próspero.
— Sólo por este descubrimiento, señor
Sherlock Holmes—exclamó—, merecía us.
ted el título de rey de los «detectives».
—¡ Quiá, hombre !—dijo Sherlock Holmes
Poca “cosa es. AE
este descubrimiento. Créame usted, capi- :
tán Morris: hay en Londres tantos ' críme- 5
nes y miserias, que se encuentran mist
_ por todas partes. Mande usted á la: cárcel >
Ares hombre. Me ha dado datos muy. im.
ortantes dremos sacarle más, ¿ Se con- 3
p : E
-“yencé usted dé que Carlos Benson no es Ls
asesino de Stradella? E
ponle
o como. ' Simón. Rudge : no obedecía. in