'ARTURO CONAN-DOYEE - E
Harry Taxon había nacido para ser el
«segundo de confianza», el fiel colaborador
del gran «detective».
Su anhelo era adivinar el menor deseo
del maestro, no apartarse en nada de sus
instrucciones, aunque pareciesen contradic-
torias é incoherentes.
Había realizado ya grandes cosas por
propia cuenta, y sin embargo no intentaba
examinar las disposiciones del maestro,
Nunca se le ocurría tirar por sí mismo de
las mallas de una de aquellas tramas com-
plicadas -urdidas por Sherlock. Holmes;
Cuando hablaba con: éste, sólo osaba: con
gran prudencia y tímida modestia aventurar
algunos de los detalles que le había podido
sugerir su observación particular en el curso
de un asunto de sensación.
- Todas estas cualidades le habían a
ganar con gran rapidez la estima y- la amis-
tad de Sherlock Holmes, á pesar de que
éste, por ser severo para sí mismo, con-
cedía difícilmente su confianza á los otros.
El maestro amabá' á su discípulo como á
un hijo, Tratándolo como á tal, con gran
onfianza, no le escaseaba los elogios 6
las censuras, según la ocasión. La cualidad
que reconocía en é] y que había influido:
decisivamente para admitirlo á su lado, era
u docilidad Pasiva, y al mismo tiempo inte-
ligente, que mostraba al ejecutar cuantos.
encargos le confiaba.
Además, uníase á esto cierto. orgullo de :
creador viendo cómo conseguía desarrollar
en su discípulg un instinto, un olfato poli-
cíaco que harían de él un famoso «defecti-
ve», digno en el porvenir de reemplazar al
Maestro, y tal vez de igualarle. E
Sherlock Holmes no da po». él ningún
ecreto,
: Desde que el maestro daba. sus primeros
Pasos en un asunto que había de. ser
célebre, se complacía en atraer á su discí-
ulo como si lo cogiese de una mano, guián- |
dolo al través.del laberinto de.sus sabias
ducciones y de las tortuosidades de har ta
so A y no puede ver quién sube da est
Prodigiosa adivinación.
Muchas veces se aplaudía E E _mismo >
al ver la facilidad con qué Harry —Taxon
| apropiaba poco á poco «
ta”pipa de junto á
u método, bar
A las facultades intelectuales: del discf-
pulo se unían las cualidades físicas que
son indispensables para la ruda y peligrosa
tarea de perseguir al crimen.
Harry Taxon, á pesar de ser de una talla
poco elevada, que le daba la ventaja de
no llamar la atención, era fuerte. A su
agilidad nerviosa iba unido un gran vigor
muscular. La práctica razonada y metódica
de los «sports» había dado á su cuerpo una
dureza capaz de soportar las mayores fa-
tigas.
Contando con un discípulo como éste,
Sherlock Holmes podía ausentarse de su
casa con toda confianza, seguro de que
su colaborador sabría .acudir hábilmente
á las exigencias del momento. |
Harry Taxon era su «Otro yo» que se
colocaba como de centinela en el lugar
que él acababa de abandonar para avisarle
al menor incidente. Era como un desdo-
q
ble de-su propia personalidad. E
El maestro y el discípulo, nacidos para
estimarse y comprenderse, realizaban jun- ÁS
tos grandes cosas. o
Una noche, como ya es dicho, esta-
ban ambos conversando lentamente de su-
cesos pasados en el Spneho. de Sheiloc. a
Holmes. z
Este, sumiéndose en sus recuerdos. rela-
taba. peligrosas aventuras en que había in- e
tervenido muchos años antes, cuando Ba E
- rry Taxon era todavía un niño.
De-pronto Sherlock: Holmes retiró ha cor-
su boca y avanzó la ca-
beza con los ojos entornados como pasa a
or mejor; 20: E
-—Una visita ques nos Ea Habbo
con tranquila seguridad—. Además, estoy
seguro de que es una dama elegante que
viene con gran: past á buscarme á esa :
hora armadas. $ poa
—En efecto: han llamado en: la pue
de la calle—dijo el. discípulo—. ¿Pero có:
_mo sabe usted que es una dama e $9
Usted, maestro, está sentado en su sillón
Ea de mistres. CIRCO
do « en el profundo. conocimiento | de las y