Full text: La Torre de Nesle

  
  
Pa cit 
    
pido por la muerte de la reina su sueño 
de venganza..... 
Afortunadamente para ella, Margarita 
volvió a colocar en el frasquito el tapón 
de cristal que lo tapaba herméticamente, 
y Mabel respiró. Dijo tranquilamente, 
—Debo deciros, señora, que ese elixir 
está destinado solamente al hombre. 
—¡Ah!—exclamó sencillamente la rei- 
na. 
—A vos os produciría un efecto desas- 
troso, tal vez os matase..... 
—¡Ab!—repitió Margarita, pensativa—. 
¿Y estás segura del efecto que produci- 
Dio..ro De Glrrno 0 
—Ya os lo he dicho, hermosa reina. 
El hombre, cualquiera que sea, que beba 
sólo unas gotas de este elixir, ya puras, 
ya mezcladas con otra bebida: agua, 
vino o cerveza, ese hombre, repito, os 
amará. Os amará a vos y no a otra, por- 
que las palabras de la evocación a los es- 
píritus superiores han sido pronunciadas 
en vuestro nombre: en nombre de Marga- 
Tita de Borgoña, reina de Francia. Si ese 
hombre ama a otra mujer, la olvidará. 
Y si no la olvida, la aborrecerá. Vos, vos 
sola seréis la dueña absoluta de sus pen- 
samientos, de su corazón y de su alma. 
No podrá hacer otra cosa que pensar en 
vos. Le será imposible no amaros apasio- 
nadamente, locamente. Vuestra ausen- 
cia exasperará su pasión. Vuestras mira- 
das serán echar leña al fuego. Así, pues, 
_á ese hombre le dejaréis mori” poco a 
poco, si tal es vuestro deseo, o le haréis 
vivir, si así se os antoja, para que os ame 
con amor inextinguible. 
Ante aquella pintura de los efectos que 
debía producir el elixir, Margarita vibra- 
ba, palpitaba, se estremecía en-lo más 
hondo de su corazón ardiente. 
Odiaba a Buridán. Y le amaba. 
¡Iba a paatarle..... a matarle de amor! 
El sueño de venganza era sublime. 
¡Ver al hombre que la había despreciado 
O ea 
  
  
DUE: TORRE DE NESLE a db o 
ariel dos a sus pies, palpitante de > 
pasión, y dejarle morir por un beso! No : 
podía soñar venganza más completa, y As 
más refinada. 
Su temperamento audaz, su alma per- y 
vertida, sus sentidos exaltados, todo en 
ella resplandecía en estas atrevidas aven- 
turas de amor y de misterio, en las que 
intervenían fuerzas a a las fuer- 
zas humanas. | 
Mabel, de pie en un rincón, contempla- 
ba a la reina como el genio del mal, y co 
mirada torva estudiaba los estragos qn 
el veneno de sus palabras producía en 
aquel sér, cuya única desgracia tal vez 
fuese el poseer una vitalidad demasiado 
violenta. La vida, en efecto; la facultad 
de vivir plenamente, de sentir la vida, de 
recibir y de atesorar todas las sensacio- 
nes de la vida, esa facultad, repetimos, 
que todos los seres poseen pero que pro- 
bablemente sólo el hombre analiza, esa 
facultad no puede detenerse más acá ni 
ir más allá de los límites naturales. Si no — 
llega á ellos, el sér es incompleto, y veje 
ta cuando parece vivir. El hombre, en- 
tonces, no es mucho más que un hongo 
que arrastra una existencia sin goces ni 
pesares, en la cual las sensaciones son 
muy limitadas. Si rebasa los límites, el 
sér humano se sale de su esfera, sus sen- 
saciones se hacen demasiado intensas con. 
relación a su capacidad mental. Enton-' 
ces, el hombre se convierte en un fenó- 
meno, en un monstruo, es decir, en un 
individuo anormal: como Locusta, como 
Agripina, como Nerón, como ios 
de Borgoña. 
—¿Cuándo pensáis darle el elixir? — 
preguntó Mabel, con entonación indife- 
rente. 
— ¡Qué te cai la reina. 
—Me importa poco, aunque, al fin y 
al cabo, bien puedo interesarme por mi 
  
obra. Pero a vos os interesa mucho. Por- 
que en el mismo momento en que aquel a 
 
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.