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- LAOTORRE DE WESLE
“¿¡Enguerrando de Marigny se tambaleó.
Llevóse las manos a las sienés, dejó
escapar un gemido sordo que agitó sus
labios lívidos, y levantó hacia su rival
Unos ojos extraviados, unos ojos horrible-
¡Marigny se cóntesadia vencido!..... Ma-
rigny, con un ademán vago de sus ma-
nos, dirigía a Valois una especie de in-
sensata súplica.....
Valois, cruzado: de brazos, paladeaba
gota a gota el amargo y grato licor de
este triunfo..... Esta escena duró lo que un
relámpago. Marigny se rehizo. Con. su
admirable rapidez de concepción acaba-
Le de trazar su plan. 901
£'¡Como, sin duda alguna, sería él el en-
cargado de detener a la bruja, iría, a bus-
car a.su bija y buiría con ella! En cuanto
a tratar de disculparla, era en aquella
época de horrendas supersticiones una
empresa tan insensata como tratar de ha-
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' 4 Cer que el sol) luciese a media noche en
Mm
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plena obscuridad. : N
Por un esfuerzo de io cn diltía, el
padre mandó a su corazón que «se tran-
Quilizara, a sus nervios que se calmaran,
a. sus músculos que no sé estremecieran y
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Asu rostro que no expresase, ni aun da
- más ligera Sorpresa.
im Bien--díjo Luis X—, ¿qué piensas tú
de:esto, Marigny?
: —Señor—-contestó el padre de Mirtila,
f£on.voz tranquila y firme—, pienso que
un crimen tán monstruoso merece un cas-
tigo. rápido. ¡Cuando Satán levanta la ca-
beza es preciso.que el rayo de Dios inter-
venga. Dentro de. una hora estará: presa
la bruja. ,
—¿Y quién la prepiderá? — preguntó
Luis—. Porque se necesita verdadero va-
dor para entrar en casa de una bruja.
hi¡=¡Yo; señor! — dijo Enguerrando de
MariBny.
“ol: rey «miró a Carlos de Valois como
Pára decirle:
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22 ¡Y a veis que vuestras sospechas eran
injustas!
Tis do Vallés Yo he. sido
quien ha: descubierto el sortilegio y el
complot: Reivindico el honor de prender
yo mismo a la hechicera. Estoy e de-
recho.:Y si se me-hiciese la injusticia de
negarme este derecho, ni aun con el tor-
inentó podrían obligarme a decir en dón-
de se encuentra el segundo maleficio pre-
parado por la bruja.
— ¡Es justo! —exclamó el rey, aterrado
por esta amenaza del segundo. maleficio
que ponía en peligro su vida.—¡Es muy
justo! ¡Id, conde de Valois!
Marigny se quedó anonadado, se retor-
cía las. manos, preguntándose unas veces
sino haría bien «en arrojarse:sobre Valois
y estrangularle, pensando otras que po-
día salir del palacio, llegar antes que el
conde al Huerto de las Rosas.....
En' aquel:momento añadió jas de
Valois:
Dentro de cn horas, señor, elites
de vuelta: y os daré cuenta de: mi misión.
¡De aquí a entonces pido quese: cierren
las puertas del Louvre, que nadie ap
entrar ni salir, ni vos mismo; señor!.,.,
Porque ello podría deshacer el nun DR
y entonces.. e
cobalipretrdijó Luis oe: sois: mis pri-
sioneros hasta el regreso del conde.. Cas
pitán, haced cerrar las puertas y bajar
los puentes levadizos.
Marigny bajó la cabeza eomo.si el gol-
pe hubiera sido demasiado rudo, y per-
maneció mudo de estupor.
Hugo de Trencavel corrió a euniplin la
orden. Valois había salido ya;
¿+ =¿Qué hacer?—pensó Marigny, que se
sentía enloquecer==. ¿Qué En qué in-
ventár para salvarla?
Señores —continuó ¡el ES estáis,
-o mejor dicho, estamos todos: prisioneros
en el Louvre; pero por. Nuestra Señora,
preténdo: que nuestra prisión no sea muy
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