Full text: La Torre de Nesle

  
e 
MICHEL 
se degradado. Comprendía:»que había 
descendido a AS mayores ban y se 
decía: 
"Que me: diei o que e desprecion 
por los medios que: empleo! ¡Péró que, 
pór'ló 'ménños,'sew tan espantosa 'mi' ven: 
giñza, que . a resulte aún mayor que 
eXoPdrobio!:: 
¡Sa epidónal ¡Yala había'alcamzado! 
¡Tan completa como jamás hubiera podi- 
do'soñarlati:i Al día siguiente encarece: 
larían a Marignyt: ¡Marieny;, impotente, 
vería condenar “a moririante su vista: a 
aquella niña'a quien adorabali Y luego, 
€ mismo! sabiría al cadalso! Esto!era lo 
'qué:Carlos de Valois'se decía al: penetrar 
en casa de Mirtila. 
*¿Gilónne había dejado abiértas las puer- 
t88/ Llegó a'la sala en que Mirtila;sentá- 
da en un sillón, con la cara entré las má: 
nos, “olvidada ya del rúido de los caballos 
y de las armaduras, pensaba en su . 
gracia... 2 Sq18: ) 
oi vos la .llamaía poi 
guntó.con dureza Valois al entrar: 
=Yo soy, señor-—respondió la joven, 
que se levantó temblando. 
Valois añadió: 
Joven; estás acusada de sortilegio “y 
malefició contra la persona sagrada del 
veo: ¡Brujay 'én | nombre de su Pesa, 
tesi eslcito j 
Quería decir: «¡Te di y yola 
frase 'se ahogaba'en su garganta. 
El conde de Valois tartamudea ba, pa- 
: lidecía, enrojecía y devoraba: con los: ojos 
a la bruja ra quien acababa de prender, 
¡a lashija de Muignerrando de Marigny!.. 
¿Qlé:pasaba*en su interior? ¿Qué bres 
fotinación se operaba en su espíritu? Qué- 
ría decir: «¡De prendo!.....», y Sobreco- 
gido de estupor y de admiración murmu- 
raba para sí: ; 
+ ¡Cómo! ¡estaes' lahija de Marigny! 
¡Cómo! ¡esta es la joven:a quien voy.a 
entregar al verdugo! ¡Cómo! ¡esta: es la 
  
ZÉVACO 
niña a quien voy a acusar de hechicería! 
¡Cómo! ¡tanta belleza;> tanta igrácia y 
tanta'ihocencia FP enun rostro hu- 
manó! omos ' cdas : 
¿Qué era lo que; ¡gi en sel alma: y 
en' el corazón de! Carlos: «e» Valois?.::/, 
¡Qué una: pasión ¡violénta, 'avasalladora; 
terrible, “por lo repentina, una ¡de .esas 
pasioñes:que a vetes. hieren: el «corazón 
del hombre de improviso, como hiere el 
rayo la encina; se desencadenabaYen él! 
¡Era que, sin darse cuenta; sin confesári 
selo, Carlos de Valois, cuando creíd! lu» 
char con una piedád fugaz, comenZába a 
amar con toda su alma, con todo su eo- 
razón a Mirtila, a:la hija de Enguer rando 
de E h 
16r..... vw... . 0.0670... .0060 600... no. ..noo...o 
Al oir e espantosa -acusación, Mirtila 
vaciló. Sabía demasiado bién:lo que le 
esperaba, aun siendo inocente, y. que se- 
mejante acusación constituía la muerte, 
la «más: espantosa de las muertes, en el 
torménto y entre las llamas: 
Enloquecida de horror 'cruzó mig ma- 
nos, levantó hacia la sombría faz del re- 
cién llegado la radiante pureza de sus 
ojos azules, y con voz débil, semejánte al ¿| 
quejido de una cierva acosada, murmuró 
sencillamente: 
—10h! ¿Qué os he hecho?..... 
Era tan imprevista esta pregunta, tan 
desgarradora, revelaba una intuición tan 
profunda de'la horrible verdad, :quetoda 
defensa: elocuente ' hubiese parecido in- 
útil,' y falsa después de aquella: .excla- 
mación que lo expresaba todo. 
Valois, conmovido, permanecía mudo; 
azorado, y pensaba: : 
—¡Es imposible! ¡Es monstruoso! to 
preciso que huya! £ne 
Decimos que pensaba esto. Pero de una 
manera'vaga, imprecisa..... Lo único que 
comprendía era que sentía un verdadero 
vértigo de horror al pensar qué iba'a en- 
tregar aquella niña al verdugo, que no 
 
	        
© 2007 - | IAI SPK
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.