Full text: La Torre de Nesle

  
  
  
E 
AS 
LA TORRE DE NESLE 
—¿Buridán, señora? Si 6l estuviese aquí 
08 respondería por sí' mismo. Pero yo no 
he adivinado los secretos de'su corazón 
dijo Felipe, inelinándose. 
—Muy bien; sois tan fiel en amistad 
Cómo exi amor. ¿Quién podría censuráros- 
lo como “un crimen? Debo contentarme 
con envidiar a los que'os tienen por ami- 
go y a aquella a quien honráis con vues- 
tro afecto. 
Ante la glacial ironía de la desconoci- 
da, Felipe movió la cabeza. Su'desespe- 
ración subía a sus labios. Como todos los 
€namorados sinceros que sufren, experi- 
mentaba la necesidad de un consuelo, 
de una queja que dulcificase su dolor, 
de una lágrima que refrescase su cora- 
*Zón. 
—Señora—dijo, con voz sorda—, igno- 
ro si aquella a quien amo debe ser envi- 
diada; pero lo que sé es que yo soy muy 
digno de compasión. 
—¿No os ama?—preguntó la dama, con 
esa curiosidad que impulsa a las mujeres 
2 interesarse en las aventuras amorosas 
y a mezclarse en ellas. 
—Nunca me ha visto—, contestó Feli- 
pe, con sombría+entonación—. O si por 
casualidad su mirada se ha fijado en mí, 
esa mirada ha resbalado, indiferente, por 
Sobre este átomo de polvo, que no otra 
Cosa soy yo para 117 
— ¡0h! ¡Oh! ¿De modo que es una gran 
señora? 
—$Í....., Una gran señora..... 
—¿De la corte, tal vez? 
—$í, señora, de la corte. 
— ¿De veras?..... 
Su nombre..... y sin embargo....., perdo- 
nadme, caballero, noes una vulgar cu- 
riosidad la que me impulsa a ee O 
ros....., veo que sois tan desgraciado!:... 
¡Oh! Temás he visto en los ojos de un 
hombre las lágrimas que veo en los vues- 
Lros!..... . - 
—Es verdad, señora —murmuró Felipe, 
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dora! ¡Lloro, porque si es 
No puedo preguntaros 
prorrumpiendo en sollozos—, ALOrO. «+: y 
bendigo esa piedad que por un instante 
ha:hecho temblar vuestra voZiss. Lloro, 
señora; porque coo E) pr amo, es 
inaccesible ami amor.. 2 Ou Y 
—¿Es la esposa de algún apbles conde 
o barón?" 
Porque la: adoro — continuó Felipe, 
exaltado por. el desbordamiento de su 
pasión — como se adora. una quimera 
que nunca: se alcanzará, una ilusión :que 
tiene más de sueño divino que de reali- 
dad terrena. ¡Lloro porque es la soberana 
pureza, al par que la belleza enloquece- 
s infinitamente 
pura, es también tan venerada, tan ido- 
latrada-por todo un pueblo, como lo sería 
una santa! ; 
—;¡Oh!—balbuceó, anhelante, la desco- 
nocida—. ¡Estas palabras de fuego: me 
trastornan! 
—Lloro, en fin—rugió Felipe—, por- 
que está tan alta, t tan por encima de mí, 
tan por encima de los más altivos baro- 
nes, de los más ilustres príncipes, que 
desde el fondo de las tinieblas en que.se 
arrastra mi amor, apenas me atreyo a le- 
vantar los ojos hacia ella, como hacia una 
estrella lejana é inaccesible. 
La desconocida se leyantó de un salto, 
el pecho palpitante, y murmuró: 
—;¡No hay más que una mujer en Fran- 
cia de las que se pueda hablar de esa ma- 
nera!.. : 
Felipe dobló la rodilla y con acento de 
pasión, con un acento semejante al de los 
creyentes que hablan de la Divinidad, 
murmuró: 
edi : 5 
— ¡Mts ¡La Polska. 
La desconocida lanzó un grito terrible, 
incomprensible, un grito en el que había 
algo de alegría, de orgullo, de indecible 
asombro, de pesar y tal vez de profunda 
compasión..... 
 
	        
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