Full text: La Torre de Nesle

  
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LA TORRE DE NESLE 
Con el mismo acento de pasión—. ¿Amas 
a la reina?..... 
—¡0h!—balbuceó Felipe --, que no esté 
ella aquí para que yo pudiese arrastrar- 
Me a sus pies para pedirle perdón....., 
¡Oh, perdón....., perdón por los insultos 
e por mi culpa manchan su nombre 
—¡De rodillas, pues, Felipe d'Aulnay! 
—rugió Margarita de Borgoña, dejando 
Caer su antifaz—. ¡De rodillas ante la 
reina!..... 
El efecto de estas palabras fué terrible. 
Aturdido, enloquecido de horror y de es- 
Panto, Felipe d'Anlnay permanecía ano- 
hadado, contemplando a aquella mujer 
como hubiese contemplado un insondable 
abismo... 
inmenso. 
¡Su sueño de amor se desvanecía! ¡La 
reina era una cortesana!.... ' 
Margarita se acercó a él, y murmuró 
con voz ahogada: 
—¡Repíteme, oh, 
cómo me amas! 
repíteme otra vez 
¡Embriágame «con llas 
mágicas palabras que hace un instante 
Pronunciaban tus labios!..... qe amo, Fe- 
¡Te ase alega no..... ¡No ha- 
¡Odio a 
aa : ties a quien mo! 
Felipe retrocedió aturdido, loco de do- 
lor, aterrado al darse cuenta desu de: 
Sesperación. 
No creer su amor correspondido, amar 
4 la reina a distancia, sin esperanza..... 
aquello era el infierno..... * 
Ver que la reina se conducía y habla- 
ba como una cortesana, sentir que moría 
€n su alma aquel sentimiento de adora- 
ción, que se desvanecía aquel sueño de 
infinita pureza, era algo peor que el In- 
fierno; era un dolor de hombre, desga- 
trador, terrible. 7 
—:¡Cómo! — gritó Margarita —, ¿me 
techázas? ¿Qué significa esto? ¡Me amas! 
Torre de Nesle.—€. M. VIT. 
¡Lo has dicho! ¡Tus palabras vibran aún 
en el fondo de mi corazón! ¡Pues bien: 
yo te amo! 
—¡Desgraciado de mí! —sollozó Felipe. 
Una exclamación de rabia crispó los 
labios de Margarita, que a su vez retro-. 
cedió, rugiendo como una pantera he- 
rida. 
La mirada que le dirigió Felipe d'Aul- 
nay fué espantosa. 
Así es como en las leyendas bíblicas 
miran los condenados al cielo ques se les 
cierra para siempre. 
Después de clavar en la reina aquella 
mirada de sublime desesperación, sin una 
palabra, sin un gesto se encaminó ala 
En dial instante fatal sentía un dolor 
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puerta, que abrió y franqueó. 
En aquel] momento Margarita de Bor- 
goña se precipitó a una especie de bro- 
quel colgado en un rincón de la estancia, 
cogió un martillo y lo golpeó violenta- 
mente. 
El broquel produjo un sonido grave, fú- 
nebre, que se propagó en lentas ondula- 
ciones de infinita tristeza, y que hizo re- 
temblar la Torre de Nesle desde los ci- 
mientos hasta las almenas. 
.. . ...so 
Aly resonar aquel rumor prolongado 
que despertaba en la Torre profundos 
ecos lúgubres, alguien se puso en movi- 
miento en el tercer piso, es decir, encima 
del salón del festín. Oyóse como una ca- 
rrera rápida y sorda, pasos silenciosos, 
precipitados, choques ahogados, crujidos 
repentinos, y luego, en la escalera el ru- 
mor producido por un tropel de descono- 
cidos. 
Y en el instante en que Felipe d'Aul- 
nay comenzaba a bajar la escalera, sin te- 
ner conciencia de lo que hacía, sin acor- 
darse de su hermano, sin saber por qué 
estaba allí, le cogieron bruscamente por 
detrás, le levantaron en vilo, le llevaron 
al piso superior, le despojaron de sus ar- 
mas, le sujetaron por brazos y piernas 
 
	        
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