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86 OBRAS DE JULIO VERNE
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Kin-Fo se acercó al templo de la Larga Vida y vió escritas tres letras,
habria sido un monólogo. Por consiguiente no 0b-
servaron, ni observó tampoco su cliente, la doble
fisonomía gue presenta la mayor parte de las ciuda=
des chinas, Muertas en el centro, pero vivas y ani-
madas en los arrabales. Apenas en Ran-Keu notaron
el barrio europeo de calles anchas y tiradas á cordel
de habitaciones elegantes y de paseos sembrados de
grandes árboles que se estienden á orillas del rio
Azul. No tenian ojos mas que para ver un hombre y
precisamente aquel hombre era invisible.
El vapor, gracias á la crecida que habia levantado
las aguas del Ran-Kuang, podia subir por este
ad hasta unas 130 leguas mas Ó sea hasta Lav-
y-Keu.
kin -Fo noera hombre que abandonase aquel género
ás locomoción que le agradaba; al contrario, pensa-
ho ir hasta el pasito en que el Ran—Kiang cesara de
ser navegable; y mas allá ya veria lo que hubiera de
hacerse, Craig y Fry por su parte preferían aquella
pavegacion y hubieran ppal que durase todo el
tiempo del viaje, porque á bordo la vigilancia les era
tuas' facil y los peligros eran Menos iuminenles.
Despues, en los caminos poco seguros de la China
central, ya seria Otra cosa. '
En cuanto á Sun aquella vida del vapor le acomo-
daba, porque no tenia que andar, no hacia nada y
dejaba á su amo entregado á los cuidados de Craig
y de Fry, sin pensar mas que en dormir en un r'n- |
con, almorzar, comer y cenar concienzudamente.
Por lo demás, la cocina era buena. Hubo en la ali-
mentacion de á bordo una modificacion que para
cualquiera que no hubiera sido aquel criado igno-
rante habria indicado un cambio de latitud en la st-
tuacion geográfica de los viajeros. :
En efecto, durante las comidas, en vez del pan de
arroz sin levadura, pan bastante agradable al pala
dar cuando se come al salir del horno, les dierov van
de trigo...
Sun, como verdadero chino del Sur, echó de me-
| nos su arroz habitual. ¡Maniobraba tan hálnlmente
con sus palillos cuando hacia caer los granos de la
taza en su ancha boca y absorbia tales cantiddes! En
teniendo arroz y té no necesita más un Hyo del
Cielo, :
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