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aventurero, y aún no se descubría El Aquilón en el sitio que antes
estuviera,
Se hallaba ya el mar completamente despejado y el bajel no se
divisaba en ninguna dirección. Parecía que se lo hubiese tragado
el abismo...
Dudoso nuestro joven marino sin saber el rumbo que tomara,
vino a sacarlo de su incertidumbre un punto negro que se aseme-
jaba a una gaviota.
Bogó hácia él con toda la velocidad que le permitía su pequeño
bote, y cuanto más se internaba en alta mar, más lejos se encon-
traba de aquella,
De repente una ráfaga de viento S. O. que cada vez se hacía
más fuerte y continuada, le dió a conocer la proximidad de un
huracán.
Recogida la vela de su canoa y amarrada convenientemente,
se dejó llevar a merced del viento, porque toda otra tentativa hu-
biera sido inútil contra el feroz elemento.
Dos días pasó siendo juguete de las embravecidas olas, que tan 13
la pronto lo elevaban hasta las nubes como lo hundian en la profun-
18 didad, y ni había llegado a descubrir el bajel de su bella cautiva
ni tampoco un palmo de tierra donde descansar en aquel trance.
Apuradísima era su situación en una zona desconocida y sin ,
llevar brújula para dirigir su canoa y volver al punto de su
salida.
Ya hacía algunas horas que navegaba sin acierto, cuando de
improviso tomó la canoa un opuesto rumbo, y empujada por una
corriente caminaba con asombrosa rapidez, hasta que muy entra-
da la noche fué a estrellarse contra las rocas. de un islote cerca
del Cabo llamado de las Agujas, en el Sur.
Quedó sin sentido del tremendo golpe que recibiera, y cuando
volvió en su conocimiento hallóse tendido entre la sinuosidad de
los peñascos, ignorando el punto en que se hallaba y la suerte que
le aguardaba. :
Asi pasó aquella terrible noche, y cuando el primer albor de la
ln mañana le permitió reconocer su situación, vió con amargo dolor
ñ que había desaparecido su eanoa y quese encontraba aislado en un
dl peñón enorme en medio de log mares, sin una planta siquiera que
le sirviese de alimento,