14 + EL CAMINO DEL BIEN
usted todas las pruebas de sus infamias, si usted, con sus
bienes, le devuelve á Magdalena, su hija.
—¿Mi hija?... ¡Oh! Pero ¡esos documentos...!
—Serán para usted. :
Una sonrisa diabólica, asomó á los labios del señor V ega.
—Accedo...—dijo. |
_ —¡Gracias á Dios! ¿Cuándo me entregará usted esos
- bienes?
—Esta misma noche.
—¿Esta noche? | |
—Sí... Cuanto antes... Ahora mismo le entregara lo
que pide, si usted llevase encima todas las pruebas.
—En verdad que todas no las llevo.
—Pues esta noche... a
—¿Dónde? | |
—Aquí mismo... | | A
—¿En la boca del lobo?.
—¿ Teme usted?
-—Sonrió César y repuso con firmeza: |
—No... Vendré, á pesar de que venir á un punto tan
extremo de la corte y tan solitario como es el barrio de la
Prosperidad, no resulta muy agradable... Pero vendré,
descuide usted.
—;¿Con las pruebas?
—Con las pruebas. |
—La verja del jardín estará abierta.
—¿Á qué hora? |
—Á las dos de la madrugada.
—:¡La misma en que murió mi padre!... ¡Vendré!...
1 |