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«los rumores de la inmensa alegría del pue
y blo al saludar al rey de Francia. '
nOmbre--se dejaba ver por Jos Parisiensez,
-
] Lea El cortejo triunfal acababa de salir del
Louvre entra el centelleo de las armadu-
E se ras, el piafar de Jos caballos lujesamente
$... Bncubiertos, entre el ruido ensordecedor de
Y. ¿dos aplausos de] puebla,
: En la esquina dela callemde Samt-Denis
de era Más humeroso el gentío Que aclamaba,
coalorme iban pasando, a lós altos digna-
Sd tarios de la Corte que escoltaban al mo-
- PRA ; BSrca, ,
7 Sin embargo,. en aquel sitio había tres
, hombres que permanecían silenciosog, tres
M Jóvenes que se agrupaban acechando con
_Iirada ardiente a aquellos mismos digna-
tarios que el pueblo saludaba' con sus ví-
. tores, . | > y
¡Aquí está! —dijo uno.de ellos con Voz
¿Sorda, señalando a un jinete colocado a la
A i2quierda del Rey.—;¡ Gnalter, mira! ¡Mira,
0 ¿Pelipa d'Auinay! ¡Ahí tienes e] hombre que
ze ha matado a tu madre! ¡Ahí tienes a En-
Es gerrando de Marigny Ll...
Ns Bi —respondió con. voz más sorda aún
E oia: elipe d'Aulnay-. ¡Sí, él es!... Pero con-
4... Túndame el cielo si cometo un sacrilegio.
3 ¡Buridán, oh Buridán! ¡No es Marigny
Ys 7
A Quien atrae mis insensatas miradas!
o ¡Felipe! ¡Palideces! ¡ Tiemblas!...
mn 7 -—Tiemblo, Buridán, y mi corazón des-
Y. fallece... Porque allí está... ella!...
A. > Las aclamaciones eran en aquel momento
A . Más ardientes; más entusiastas, más deli.
A " Tantes, )
] En efecto: en Una carroza, o más bien
d .€n- un carro descubierto, arrastrado por
| Cuatro caballos blancos 'encubertadog de
E Co, sonrientes, ebrias de g0zo, tirando
Y besos a un lado y a otro, ataviadas con
e *
AOS trajes de seda y terciopelo, iban
lama Y sus dos Hermanas: j uána, mujer
y del conde de Poitiers, y Blanca, espoga del
conde de La Marche. |
! El entusiasmó de la multitud rayó enton.
Ces en delirio, | :
= 40 Porque eran asombrosamente bellas,
¡0h !, bellas con na belleza enloquecedora
Terre de Nesie
-y arrebatadora, porque.eran dignas: de fl-
: , - gurar en el grapo de lás tres diosag del
Por vez primera Luis-—el décimo de esto
.Borsoña!..,
¿ eS
A eps:
ol
a ¡Se dis A
Monte Ida, y porque además había un no
. Sé qué de altanero y de futal enla volup= A
tucsidad de sus sonrisas -...en lá de “ella”.
sobre todo!
z Ange . lea s' ue ca A »
¡“Ela ¡Con su cuerpo escultural, su
abundantes caballos del mismo rubio Ju-
minoso que los de Afrodita al salir de las
aguas, con sus ojos velados por las pastas.
has, por entro las cuales brotaba 2 veces
una fulgurante Namaráda, don su seno qlle
palpitaba tumultuosamente, como: si en.
aquel momento inolvidable su amor hubiesg
soñado aprisionar al pueblo entero!
¡ “Ella”!, cuyo nombre no se pronuncia.
ba sino con apasionada admiración!
¡“Ello”!
Í RETA ..o....
Sra a ella.
a quién con una mirada de insensata pa.
sión contemplaba Felipe d'Aulnay, en tan.
to que su hermano Gualter y Buridán cla.
vaban sus ojos en el primer ministro, En-
guerrando de Marigny. >
YX alúí, en aquella esquina de la, calle de
Saint-Denis, detúvose' un “instante el cor.
tejo, o A DN
La reina se inclinaba en aquel momente,
como para saludar mejor al pueblo, Y al
hacer aquel riovimiento, sus ojos ÍTopeza-
ron con el, hombre que estaba al lado de
Felipe d'Aulnay, con el novio de Mirtila, Ea
con Buridán... | ] Do,
Margarita sintió como.un estremecimien.
to a flor de carne. Palideció, como había
palidecido Felipe, Palpitó su pecho. Lanzó
un suspiro de amor..., un suspiro de ar.
diente pasión..., de una de esas pasiones
que devoran, que aniquilan y. matan.
Y a el cortejo reanudaba su marcha,
Felipe d'Aulnay ,eruza
actitud de adoración balbuceó: E
—¡ Margarita! A
Y Margarita de Borgoña, la reina de
suspiro moría en sus labios: +
—¡Buridán!... se
Francia, murmurába a tiempo que aquel
Y en aquel Inomento, Buridán asía a Fe.
2
¡La reina! ¡Margarita de Pa
.. era Margarita de Borgoña |
ndo las manos en