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-. que estabas en tu derecho y cuanto que yO as y majestuosas reverenci
- he hecho mal en sospechar, no de tu leal- que ella sola parecía tener el secr to |
SE per ino de tu celo. No se hable más de go, pasando entre la doble fila de caballeros
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5 MA A, eS que permanecían inclinados, se retiró conf
NS A alejándose de él, se dirigió vi- el paso ligero, altivo y triunfante con que 1
¿vamente al encuentro de la reina, que se Venus Astartea debía taminar por las la- $
acercaba seguida de sus damas. Jadeante, deras del Olimpo. | E
bañada la frente. en un sudor helado, Ma- Sieto años mayor que Luis X, en el ple- 0
- rigny contemplaba a Margarita de Borgo- no desarrollo de la maravillosa belleza de
a MA; Un pensamiento acababa de asaltarle sus treinta y dos años, Margarita parecía |
repentinamente. - todavía más joven que sus damas, y era y
Y en aquel instante trágico, un rayo de imposible soñar más soberana armonía de - Y
esperanza iluminó “aquel corazón tortu- gracia juvenil y de esplendor plástico res
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y Oi > unidos en aquella belleza. o
yo ¡Margarita! ¡Oh,- Margarita !-—mur- Luis X, extasiado, la siguió con la vista |
) aurÓ, enloquecido.—No quería decirte en. hasta que desapareció. in
¿dónde está tu hija..., nuestra hija, el Íru- Luego-lanzó un suspiro, mí
to de nuestros ¡amores juveniles... ¡Cuán- —¡ Vamos a beber, amigos míosi'.
tas veces te has arrastrado a mis pies Dar, or ornnnooooccaconnns cts ad
xa verla!... ¡ Y yo. estaba resuelto a no de- ' Transcurrió media hora, al cabo de la P-
- círtelo jamás, Margarita! ¡Tenía miedo! cual Enguerrando de Marigny consiguió
' ¡Pues bien, vas a saberlo! ¡Voy a decirte . abandonar la sala del festín sin que el rey.
. en dónde está tu hija! ¡Porque si Dios notase su salida. E
mismo fuese impotente para salvar a Mir- Sin duda, el primer ministro conocía las $
-, tila, acusada de hechicería, tú la salvarás, vueltas y revueltas de aquel inextricable 1.
, Margarita! ¡Porque tú eres su madre! laberinto de murallas, de patios, de pasa» ]
| Y se puso a escuchar afanosamente lo dizos, de puentes levadizos y de corredo=
que Margarita de Borgoña decía al rey. res de aquel Louvre, del cual el Louvre Í-
- 5 Señor: Me he enterado del horrible actual no puede dar la menor idea. Por $
complot tramado contra Vuestra Majes- magnífico y grandioso que sea el Louvre
tad. Vengo a deciros que he resuelto pa- moderno, no es más que un palacio. El
sar la noche en oración... Louvre antiguo era una ciudad dentro de
- ——Ah, señora!—exclamó Luis X, besan- otra ciudad. El Louvre, protegido por al-
dó la mano de la reina;—la verdad es que tas y sólidas murallas, rodeado de un foso
nunca he:estado más necesitado de oracio- profundo y lleno de agua, erizado de ame-
“nes. Sabed, pues, que 0s lo agradezco y 05 nazadores torreones, conteniendo en Su
o bendigo, porque si hay en-el:omundo una : yasto recinto cuanto. éra necesario. para
voz que pueda. elevarse hasta.el Todopode-. la: existencia: de sus» dos mil habitan
>. roses la yuestra, señora e a desde e] molino. hasta la panadería, el Lo!
. «—Pasaré toda la noche en el oratorio. vre, repetimos, era un mundo por el cual
. Deseosa de no ser imiportunada durante ese pasearemos al. lector. ] ne
tiempo por nadie absolutamente, agradece- Aquel mundo lo conocía perfectament
y ría Toucho. a Vuestra Majestad que hiciese Marigny. des da
respetar mi. recogimiento. ......-. En lugar de dirigirse a la galería, en el
o. dd, señora—dijo el rey, profundamen- fondo de la cual estaba el oratorio de la
- te conmovido3--Voy. a dar las órdenes ne- reina, Marigny bajó, cruzó varios patios,
- «ceesarias para que nadie pueda acercarse, pasó 4 la parte del edificio opuesta a. 1 d
; bajo pena de muérte, a la galería del ora- que acababa de dejar, subió una escalera
t torio. pe prisa: def. EA llegó amte una puerta, y una vez allí dió,
odia reina hizo. una: de aquellas lentas, temblando, tres golpes. a
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