Full text: La torre de Nesle

a ei ENS 
  
  
  
  
la comuniquéis tampoco hasta mañana, 
para que esta noche pueda dormir ell pat, 
si es que llego a dormir. paré 
- Dormirás tranquilamente. He aquí la no. 
ticia: no tengo dinero. 
—¡Ohn! ¡Oh !— exclamó 
“tándose de un salto y volviendo a sentárse 
! “inmediatamente.. 
—¿ Qué dices a esto ?-—preguntó Burl- 
dén. GA 
¡Digo que es una buena noticia!... 
¡Una buena noticia!... 
-—Sin embargo, Bigorne, si mañana veo 
lucir el sol, o si después de salvarme esta 
“noche no sucumbo mañana, tendré que se- 
pararme de ti. Porque a mí no me impor- 
ía padecer de sed, pero no quiero con 
denarte a ti al mismo suplicio. 
—Beberé agua. 
-—Bigorne, eres leal, perfectamente Pero 
¿y si me veo obligado a ayunar? 
Pues ayunaré. Pero yo no me Separo 
de vos. Y 0s enseñaré el arte de vivir en 
país enemigo. Siendo, como sois, joven, 
valiente, atrevido, con una expedición que 
hicierais por semana, tendríais cumplida- 
mente asegurada vuestra existencia y la 
mía.  . 
—¿Crees que yo sería un buen saltea- 
dor? 
—Respondo de ello. Seríais un bandido 
como no habría otro en París; eso que 
París es la tierra de los ladrones. De mo- 
do que si me permitís daros consejos, des- 
de este instante... 
—¿ Y gi te cortase las orejas por querer 
darme esos consejos ?—dijo Buridán. 
«Lo que deberíais cortarme es la len- 
gua, para que no pudiese dároslos, O Cor- 
taros vos las orejas para no oirlos—con- 
testó tranquilamente Bigorne—. Continuó, 
“pues, y veréis lo que yo en vuestro lugar... 
¡Ya es la horh!—exclamb Buridán, 
levantándose. 
"Lancelot Bigorne lanzó un suspiro. Bu- 
sidán echó a andar a lo largo del río. Bi- 
gorne lesiguió, escondiéndose detrás de 
los árboles, ; 
A pocos pasos de la Torre de Nesle Bu- 
Y 
Bigorne, levan-. 
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Fotetin de EL LIBERAL, 
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ridán tropezó con un bulto negro, inmó- 
vil. Inmediatamente reconoció a Mabel.. 
¡Esta vez habéis venido 1L—dijo col 
una voz cuya entonación pareció muy ex* 
traña al joven. 
 —Guíame—ordenó Buridán, con tono 
breve—: lestoy deseando presentar mi3 
homenajes a esa dama. a quien has cal 
ficado de poderosa ... 
Mabel no se movió. Parecióle a Burida 
que temblaba y que trataba de verle li 
cara. Vió rebrillar sus ojos €n la obscu 
ridad, y una indefinible emoción se apo” 
deró de él. 
-—¿ Qué esperas ?—preguntó con duré 
za para dominar la sensación de misterio” 
—¡ Cómo !-—murmuró Mabel, sin respol 
derle—. ¡No lleváis daga ni espada! 
—¡Acaso es necesario llevar armas Ds 
ra ira la Torre de Nesle?—dijo Buridá 
prorrumpiendo en risa nerviosa. 
Mabel guardó silencio durante un in 
tante. El joven la oyó jadear y mMUurraura 
palabras incomprensibles. y 
—Me habéis dicho—murmuró de repel 
te—, que no conocisteis a vuestros P 
dres... 
: —Es veráad—contestó Buridán 0 
voz sorda—. Ignoro si están muertos 
vivos, y sospecho que lo ignoraré siemp! 
Pero basta de conversación ¡Guíame? 
—Se llama Juan... murmuró Mabel. 
Buridán observó que se retorcía las 
mos y que, con más ansiedad que nú 
trataba de verle en la obscuridad. 
Dió aleunos pasos vacilantes. — 
“Luego cogió al joven del brazo, Y, 
un suspiro ahogado balbuceó: 
Habéis dicho que sois de... ¿de dl 
de? Repetidlo, os lo suplico, 
Juan Buridán, natural de Beth 
en Artpíia, de padres desconocidos. 
está escrito, con todas sus letras, en 
gistro de la Sorhona, Y basta de preg" 
tas... ¡ Vamos, en marcha!... . 
Mabel dió aleunos pasos y luego se 
tuvo... Se hallaban muy cerca de la 
+re de Nesle. La puerta estaba entreabl 
y 
 
	        
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