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-Folletin de EL LIBERAL
Mabel, sin decir nada, alzó el arma. —
Un instante más y el puñal caía sobre el
pecho de la joven. En aquel momento Jua-
a . ha rebuscó rápidamente bajo su manto, sa-
có dos papeles, uno de los cuales envolvía al
otro, y se los entregó a Mabel.
Al hacer ésta un movimiento para co-
gerlos, Juana se desasió y huyó como una
cierva perseguida por la jauría.
Mabel permaneció aturdida, con log dos
papeles enla mano y fijos los ojos en Jua-
ma, que desaparecía por el otro extremo de
da calle. | ]
— ¡He debido herirla! — murmuró —
Quiero matarlos a todos!
Luego, mirando maquinalmente los per-
igaminos, murmuró: q
—Sin duda, una carta para cualquier des-
dichado. Siquiera por hoy se ha salvado,
Y con la glacial indiferencia que sefftía
a la sazón por todo lo que no se refería a
Buridán, dejó caer los pergaminos: a sus
«pies y.se alejó lentamente. :
De repente, asaltada por una idea repen- .
tina, volvió sobre sus pasos.
Eg preciso que sepa el nombre de ese
desdichado. Si pudiese salvarle del todo...
Si por lo: menos pudiera, ya que he lleva.
do tantos de esos mensajes mortales, decir
a ese desconocido que no se deje coger en
el lazo que le tienden...
Se inclinó y recogió los papeles que aca-
baba de tirar. Desdobló aquel en que ¡iba
envuelto el segundo, e inmediatamente sug
miradas tropezaron con el sello real y la
fiama: “Luis, rey.”
+. ——Permítase el paso al portador-—mur-
¡muró Mabel, leyendo.
Una oleada de sangre enrojeció su ros-
tro, ordinariamente tan pálido.
'; —Permitid el paso—repitió—; pero ¿por
dónde? ¿Adónde debía dirigirse Juana?...
Este papel me lo indicará tal vez.
+ Lo desdobló y lo leyó de un tirón.
Y En el mismo instante fué acometida de
-£im temblor convulsivo; una alegría insen-
¡sata reflejóse en sus ojos; cayó de rodi-
llas, y gritó: :
, —¡Dios está conmigo!
¿¿Aquella carta era la gue Margarita de
- Juana debía llevar a la
Vis
Borgoña había escrito a Buridán y!
Corte de los ? 0
lagros. +” ES A
XVII
En el que Simón Malingre y Gillonne €
soñar
'Ahora trogaremos al lector que se tr
lade con nosotros a la Corte de log
gros, adonde, guiados por el antiguo ul”
hán Lancelot Bigorne, habían ido a busca
un asilo log cuatro amigos e quienes el 00
o el amor había acorralado, por decirlo
en aquel callejón sín salida: el odio del col
de Valois, el odio de Enguerrando de 4
rigny, el odio de Luis Hutin; tres odio
todavía! menos peligrosos, log tres rel
dos, que el amor de Margarita de Borg0
¿Quienes eran esos amigos? Ante to
Buridán, que después de haberse creído
rante mucho tiempo huérfano de padre”
madre, acababa de encontrar un pat
pero ¡qué padre!... ¡Valois!... Buridól
gue despúés de llevar a cabo tantas en
presas heroicas e inútiles para recobr
su prometida Mirtila, se había encontra
con que se la llevaban a la misma Cor
de log Milagros dos servidores de Val0
Simón y Gillonne, que habían ideado U
wasta combinación, por medio de la CU
traicionando a Valois en beneficio de
ridán, y a Buridán .en beneficio de Y
esperaban ser generosamente recompé
dos por uno de los dos; Buridán, en
gue de simple estudiante de la SorboM
acababa de ser elegido rey de la Corté E
los Milagros, como Vamos a ver. y
Con Buridán estaba en aquel momél
Mirtila, tierna y débil niña que no sé”
plicaba ninguna de las desgracias QU
habían ocurrido, y que por el moment
comprendía más que una cosa: que
a Buridán con toda su alma y que
se hallaba al lado de su prometido, l
hubiese sido para ella el colmo d
td z . ES pa