—Burlidár
tro afortunado! [Con la Ayida de Bigorne
PStamos seguros del triunfo!”
—No he renunciado a nada—continuó
N alta voz—. Al contrario, mi proyecta
$e ha engrandecido, se ha perfeccionado.
¿Es decir, que se ha convertido en un
Sran proyecto?
—Grande, así es. ¡Grande como la co-
pa de Montmartre!
¿THUÓ como la de Montfaucon!-—dijo
Triamente Bigorne.
—¡ Justamente !—asintió Simón Malin-
£te, echándose a reir.
¡ero Gillonne comprendió, sin duda, la
] Usión a la horca que encerraban las pa-
a ras de Bigorne, porque se estremeció,
- Mirando a éste fijamente, dijo:
Ms —Toda la cuestión está ahora en saber
1 Lancelot Bigorne sigue siendo de los
:8 estrog o si renuncia a repartir con nos-
lOs la fortuna que vamos «a ganar.
Tila fortuna? ¡Diantre, no! No re-
Uncio a ella. Ya tengo gana de agarrar
POr su único cabello a esa caprichosa dio-
Y o que aún no se ha dignado dirigirme
Pas ligera mirada. Veamos, ¿Se trata
lag. gore hizo ademán de dar una puña»
+ TiSil—dijo Simón Malingre, “%% ”
te —¿ Buridán 2-—preguntó Bigorne, con
fnue voz, :
- HISil—repitió Malingre,
Lancelot bajó la cabeza y pareció mé-
ar. Gillonne estudiaba atentamente los
poabios de aquel movible rostro, En cuan.
Al a Malingre, estaba seguro del triunfo.
$ Cabo levantó Bigorne la cabeza y lanzó
A tebuzno. 4
Sos, Cónto ?—dijo Malingre, asombrado,
S lendo las inarmónicas notas de la
-domatopeya asnal. '
y Nada, Es una manera que tengo de
ra me a mí mismo cuando quiero acla-
Js ideas. Veamos. Si yo no recuerdo
32 Se trataría, como dice el señor Bu-
NM, que ha estudiado /para doctor, de
ear un silogismo, a saber: primero,
2mos al 'noble conde de Valois que
.
= . y) IO
quiétre, desde Inepo,” Tesembarazarsg”
un hijo que le estorBa... ¿Na es asiíQ
-—Bigorne, siempre he creído que éraY
un verdadero doctor—dijo Malingre,
—Bueno. Falta la conclusión: enviamóy
a Buridán “ad patres”... : 4
—¡ Y Valois paga la misa de réquiem Los
agregó Malingre, con una carcajada—
Pero no es eso todo. A la vez, la lindg
Mirtila... dise dl
—Calla — interrumpió Lancelof ==, Hg
- adivinado. Podemos formar un segunda
silogismo, tan interesante cmo el primero,
El noble conde de Valois está enamoradd
de Mirtila, prometida de Buridán. Sabe
ya que el objeto de sus ansias se halla ey
poder de su rival, : 4
Suprimimos el rival Y Entregamos 19
dama al príncipe. Doble golpe, doble par
ga. Y también doble misa: de entierro Y
de boda, 0
—Es admirable tu inteligeneia-——dijy
Malingre—. Sólo falta ya pasar a la eje»
cución, Lancelot. Con respecto a Mirtilay
es lo que has dicho: está en poder de Juan
Buridán. Valois lo sabe ya; pero hay que
decir a este digno señor que Buridán ex,
nto solemente un rival dichoso, sino un
hijo temible, cuya existencia es para él
peligrosísima. Ya ¡comprendes cuál será
nuestro triunfo el día en que le llevemog
a Mirtila y le digamos: “¡Monseñor; Bus
ridán ha muerto!...” ,
otro rebuzno. eN
—¿ Qué ?-—dijo Malifigre. e
—Nada, es alegría... Conformes, qué»
rido compañero. y A
—— Estamos, pueS, de acuerdo?
—“¡Optime!” -— como dice ' el doctor
Cheliet,
-—Pueg bien; lo primero que Ha de Kar
cerse es que Gillonne y yo vayamos a bus»
car al conde de Valois-—dijo Malingre, les
vantándose—. Vamos, Gillonne. Bigorng
nos hará salir de la Corte de los Milagrog
sin que tengamos que ver con enanos,
mancos, ciegos, gigantes, jorobadog3...
—Un momento—interrumpió fríamente
¿mM
1
LS