E
setos calabozos que nos destináis! En cuan-
o, a mí, os juro por Dios
EN
Ya
pe
ns
4
Folletín de EL LIBERAL
,
guro que el pueblo, acudiendo a la voz del
Fey, os ahorrará el trabajo de enviarnos
minguna resistencia.
¿Ni «yo: tampoco !lo=dijo Felipe: d'Aul-
may, poniéndose al lado de Buridán.
¿5 Truenos y rayos !-—rugió una voz—.
4 Habla por tí, Buridán! ¡Habla por ti, Fe-
¿, pe! Hateos colgar, puesto que estáis de-
«sweando morir! ¡Pero yo, que deseo vivir,
yo, Gualter d'Aulnay juro coser aquí mis-
- fío Aa puñaladas al rey de Francia si da
MD paso pára llamar.
.
he
uo «Mencontrado nada. Pero os prometí también -
- libre pan
L:
¡Y yo. tamibién!-—exclamó Guillermo
“Tasca,
10 Y yo l=chilló Riquet Handryot.
1 == Y yol—agregó Láncelo; Bigorhe:
, ¿Señor“<continuó este último; adelán-
tándose—, os dije que buscaseis y que en-
contraríais; ho es culpa mía si no habéis
Jevaros a'la presencia de Vuestro venera-
: ble tío. el conde de Valois. ¡Seguidme; se-
for! ¡0 bien: el conde de Valois, que me.
debe la vida, mie«deberá está vez la mmuer-=
be, con lo cual quedaremos en paz!
Al decir esto, Bigorne miró dé reojo a
Buridán, que palideció y murmuró;
¿«—¿ El conde de Valois ?... Pero, no está
«Pero en. aquel momento Guillermo Bo-
frasca le. cogió de un. brazo y le dijo al
—i Ven, Buridán! ¡Por el imperio de Ga-
:» dilea; tal vez tengas derecho a hacerte ma-
tar! ¡Pero te niego ese derecho. por,lo que
¿ B-hosotros toca. ¿Qué dices a esto, doctor ?
Al mismo tiempo Gualter cogía del bra-
+20 a Felipe y. se lo-Jlevaba igualmento.
, + Hasta la. vista señores |——gritó el rey,
ton acento amenazador.
,Buridán. se volvió y. contestó:
.¡+.+—¡Cuando gustéis, señores!
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Luego siguió a Guillermo, que le arras-
traba hacia la escalera.
«—llévame adonde está el conde de Va-
lols-—dijo el rey a Bigorne—. ¡Por, Nues-
£ra, Señora! Eres el único de la pandilla
a quien quiero perdonar la vida. Ereg un
que no opondré
buen muchacho. ¡Escucha! Cuando té a
reciba el castigo que-merece, vea | eN $
me al Louvre, y te pramieto que all. ]
contrarás un amo del que no:podrás te
queja. ? el
Luis, en efecto, viéndose. impotentes y
había calmado y había dejado su yeng?
za para mejor ocasión. Era sincero
ofrecer a Bigorne llevarle a su 1400
Louvre. La actitud de Juan Buridán Y
Felipe no podía comprenderla. . Per0
jovialidad de Bigorne había. producido 4
él profunda impresión. Le llenaba de %,
miración que aquel hombre hubiese pod
do realizan, riendo, actos de audacia 1%
estupendos. :
Per al oir. los ofrecimientog de su pi
Bigorne hizo una mueca de cómica de%
peración, y respondió:
—¡Qué mala suerte tengo! En a
mento en que al fin logro alcanzar Y y
¡posición social Higna:de mi, siento qu
ime Voy. a morir. ¡Y ¡sin embargo, qué
tazgos me hubiese dado en el Louvre; se
lo
hor! ¡Estoy seguro: que allí se deben
mer - bueños bocados y - bebér néctar)
¡ay!.
-«—¡Beberás y comerás hasta harta”
telexdijo: el rey==, Pero «¿por qué ha
de «morirte en el momento en que
de concederte la vida ? :
-—¿ No. habéis. dicho que Buridán
condenado a muerte?
—¡Sí!—dijo el rey, con «sombría ent
nación. |
—Pueg bien—continuó Bigorne=W, Ca
chad vesto: Un día estaba yo en una call
con unos cuantos mozog de peloén pech'
de esóg que en cuanto se hace de noch
recorren las calles por temor a que algú
ciudadano trasnochador, muiolesto por *
peso de su bolsa, no pueda volver asu
"sa. Cuando esto sucede, señor, aliviam
de su peso al ciudadano, que ya, más *
pedito, nos. da las gracias y se march
su casa. Aquella noche, pues, estábamó
en acecho, decididos a desempeñar con *
celo de. siempre nuestras- funciones, j
que, no sé por qué, jamás han mereció 1]
la aprobación del señor preboste. Señol $
estb