Full text: Buridán

E Suridán_ 
45% a is 
  
AR horcados, y ya no habrá 
«del asunto. Lo que me interesa y lo 
Que debe interesaros a vos también, se- 
Ñora, es que he estado apunto de encon- 
¿Ue en Ja Torre de Nesle.el secreto de la 
Traición, y que a no fer par Felipe d'Aul- 
Day... 
¿De modo que fué Felipe d'Aulnay— 
murmuró la reina—quien os impidió ave- 
ba Tiguar el nombre de la mujer que os trai- 
, “ona? 
' Ye Margarita, palideciendo «aún más, 
a húmedo sumida :en ' profundas reflexiones, 
1 tanto que el rey continuaba: 
- —Voz juzgatéis, querida Margarita: en 
el último pisó de la Torre, alhajada cemo 
e Para” celebrar én élla secretas orgías, en- 
contré en una Mea papeles € bueritos por 
¡Aquélla que se entrega a tales desórde, 
. ¡Por la misma que me traiciona! 
S 0 El rey hablaba con voz natural, con los 
q fijos eñ dog cristales de la ventana, 
8 Me sí evocage la escena que contaba, 
11. Margarita, ab oir las últimas palabras, se 
s A tremeció. Se mordió los labios hasta ha- 
lo Cerse sangre para ahogar un gemido de 
or. Sus 'ojós, dilatadog' por el espanto, 
. trataron de leer la verdad en el rostro 
Mas: del rey. Estas palabras parecian referirge , 
2 ella tan directamente, que se creyó per- 
¿y dida. 
uu Ti Lo sabe todo t—ponsó—. Ha concer- 
! ¿tado mi muerte con Valois. ¡Y ahora jue- 
U, ¿ga con su víctima antes de entregarla al 
Verdugo! 
—Esos papeles—continuó el rey—los 
nía. ya en mis manos. (Margarita, mer* 
Y, > ted a un violento esfuerzo, consiguió no 
rder el conocimiento.) ¡Ya iba a leerlos! 
e repente, ese hombre, ese Felipe d'Aul- 
Nay, se precipitó sobre mí, a traición, me 
«arrebató log papeles, y mientras una do- 
ena de compañeros suyos me hacían fren- 
- le, los quexnó, 
-— Un suspiro escapóse del pecho de la: rei- 
CAMA, que MUImuró: 
K—¡ Estoy salvada.:..1 
BOX: era tal el dominio de aquella mujer 
"sobre sí misma, que ni una contracción de 
e SE 
  
que E bO F 
. que en aquel momento expe: 
A 
col) 
su a A y espantosa emeió 
g ay 
Pero. ya el rey pat 0 AA 
——Réstame, querida. Margarita,'] pedi 
perdón de un verdadero crimen gue he co” 
metido oontra VIBE Amrivarado da 
. —¿Contra mí? : 
'—¡8i!l ¡Ay de mí! ¡Me he atrevido a 
ospechar de vos por un instante; de NO9, 
el éngel de la pureza! ¡De vos,.2 quien el 
pueblo. llama Morverita la: Mba como 
a mí mo llama Luis Hutin.. 
—¡ Huwsis sospechado de htfá cimas 
ró ] Margarita con ye débil y ronca. ¿Y 
por qué, Dios mio... <** 
Sentía que el RA invadía AUváhen> 
te su espíritu, como esas olas del Océano, 
que sólo se refiran un instante Dita atar 
car econ mayor violencia la roca que quie- 
rén destruir. Permanecía allí, trémula, es 
perando que el rey respondiese. Parque 
de esta respuesta dependía su vida o 3u 
muerte. Pero el rey no respondió se- 
«guida. 0 de 
Por una especie de transposición ad es" 
píritu, volvía a encontrarse en la 
de Nesle, volvía a verse en aquel instante, 
en el que contempló el cuadro que répre- 
sentaba la virtud. Y en aquel momento 
en que pedía perdón a Margarita por ha- 
ber sospechado de ella, veía que en el fon- 
do de su ser resurgía suavemente la: sos- 
pecha que había creído ahogar para sien" 
pre. e rie pra murmuró: 
La Virtud.. 
Así llamaba el pene a Margarita de 
Borgoña, no por: burla, sino 'en señal de 
profundo respeto, 
¡Y al pronunciar estas palabras, moivÍa 
a ver distintamente aquel rostro de la 
Virtud que destrozarai a ¡puñaladas por 
creer que se parecía a la reina! Y repetía 
con extravío: Po 
—¡ La. Virtud .-) : 
Y clavando sus ojos en Morgoritao lam 
zó una especie de rugido, y PLENO par 
ra sí: 
—+ La Virtua es ella;.s €s ela... es 
Margarita...! 
¡Casi immediatamente lanzó: una. carca- 
oí | 
 
	        
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