LA MÁSCARA ROJA
algunos soldados, y unido á Calvo de Rozas, hablaron á las autoridades,
eclesiásticos, corporaciones, personajes importantes de la ciudad y gen-
tes del pueblo, haciéndoles presente la verdadera situación en que se
encontraban, sin más confianza que en sí mismos, y como todos estuvie-
ron conformes en resistir, para asegurar más su resolución, convocaron
á todo el pueblo y á los soldados á una reunión en la plaza del Carmen,
y el sargento mayor de Extremadura, ante la bandera de la Virgen del
Pilar, preguntó en voz alta á la multitud si juraba defender la religión,
el rey, la patria y la bandera de la Virgen del Pilar, y la contestación
fué unánime.
Todo el pueblo contestó con un enérgico «sí, juramos», resuelto á no
consentir que los franceses se hicieran dueños de la ciudad.
El inmediato día, el general Verdier al frente de tres mil ochocientos
soldados, treinta cañones de grueso calibre, cuatro morteros y doce
obuses, reforzó el campo francés, y como era más antiguo que Lefebvre,
tomó el mando, y colocando sus cañones convenientemente, ordenó un
ataque general.
La puerta del Portillo fué la más castigada.
Los franceses habían conseguido apagar los fuegos de los Zaragoza-
nos, dejando sin vida á los artilleros y soldados que defendían aquel
puesto; pero cuamdo á paso de carga, una columna francesa iba á pene-
trar por aquel boquete, Agustina Zaragoza, una mujer del pueblo,
arrancó la mecha, encendida todavía, de manos de un artillero que aca-
baba de caer, la aplicó á uno de los cañones y la columna enemiga no
pudo continuar su avance, quedando completamente destrozada (1.
Agustina Zaragoza, más vulgarmente conocida por Agustina de Ara-
gón, á quien más tarde remunero Palafox concediéndola las insignias de
oficial, una cruz y una pensión vitalicia, que realizó un acto tan heróico,
(1) Precisamente en los momentos que escribimos este episodio, se acaba de tributar en Ceuta
un homenaje á la sucesora de la heroina, de-cubriendo una lápida, costeada por la colonia cata
lana, dedicada á conmemorar la fecha del fallecimiento de Agustina Zaragoza, que falleció en
aquella pablación en 1857
Dice así la lápida: «En esta casa falleció eristianamente el 29 de mayo de 1857 D.* Agustina Za
ragoza y Doménech, natural de Barcelona, heroina de los sitios de Zaragoza de 1808 y 1809, La co
lonía catalana de ésta le dedica esta memoria, 1913.»