20 LA MÁSCARA ROJA
La casualidad hizo que tropezara con Rosendo Marvielle, en el mo-
mento que éste demandaba socorro en el río y no se arrepintió de haberle
prestado su auxilio al saber 'que era un enemigo suyo.
Por el contrario, se había propuesto saber cuanto le interesaba y de
aquí que sin descubrirse á Rosendo, procuraba en la posada ganarse su
confianza, si bien siempre advirtiéndole que existía una estela sangrienta
antre los dos, pues no era posible olvidar la muerte de sus dos hijos, y la V
pérdida de luz en los ojos de su mujer.
Empero la voz del posadero, advirtiendo la presencia del enemigo en
Villa del Río, le hizo desistir de su propósito.
El deber le llamaba á otro sitio, y el valeroso joven desapareció de la $
venta.