2 LA MÁSCARA ROJA
El general Dupont se había replegado hacia la provincia de Málaga
y quiso apoderarse de Archidona, villa que está edificada en la falda de
una áspera sierra y que ostenta antigúiedad remontisima, aún que sus
anales son muy descarnados.
Es capital de un partido compuesto de siete villas y una aldea.
El general francés había tomado innumerables medidas de pruden-
cia, pues temía ser atacado por las columnas españolas, cuyo encuentro
quería evitar, siendo su único y decidido propósito batir la sierra, en
donde estaba seguro se había ocultado la guerrilla de Ricardo Navarro.
Se detuvo en Mollina, donde pudo encontrar algunas provisiones,
pero allí fué atacado por la columna Reding, sosteniendo un violento
combate que cesó con la oscuridad de la noche, é internándose en la
sierra. y
Como es sabido, en las cercanias de Archidona se hallan varias
cavernas curiosísimas como la de las Grajas, la de Uea y otras.
En una de éstas y donde el sol no había penetrado jamás, se veían
la noche que da principio á nuestro episodio, varios hombres que iban
y venían como sombras de horrible pesadilla. a
Hasta el ruido de las armas que llevaban en sus manos, al chocar
con sus cuchillos de monte que colgaban de sus cinturas, era tenebroso
como el local y sus personas.
Moría á las dos entradas de la cueva, gracias al murmullo de las
hojas de altos árboles y el rumor de la suave corriente de un arroyuelo.
Eran los centinelas de la guerrilla Navarro que debían prevenir toda
posible sorpresa.
Un hombre, envuelto en gruesa manta, se acercó á uno de aquéllos.
Le sonrió.
—Buenas noches, compañero, —le dijo en voz baja.
—¡Hola, Mauricio! —repuso el centinela.
—¿Está Navarro?
—Sí, acaba de llegar.
—Hasta luego.
El recién llegado, que era uno de los guerrilleros de más astucia y
valor que tenía Ricardo, penetró en la cueva como en su propia casa.