LA MASCARA ROJA 9
Una batería y tres compañías de infantería, tú irás al frente de nuestra
Suerrilla á reunirte inmediatamente con esa fuerza y le dirás al coman-
dante que á las tres de la madrugada esté en Casaraborela y que realice
el plan que tenemos convenido, ponte á sus órdenes.
—¿En marcha? —preguntó Martín.
—Sií, no podemos perder un momento.
—¿0s quedáis solo?
—No, Mauricio vendrá conmigo
—Y yo, —contestó el dueño del cortijo.
—¿Vos, mi querido Silverio?... ¿Y si morís en mi arriesgada em-
Presa?
—Moriré contento.
—¿Y vuestra esposa?
—Hoy me debo á la patria...
—No hablemos más,—terminó Navarro. —En marcha y cada uno á
SU puesto,
Minutos después en el cortijo reinaba completa oscuridad y el más
Profundo silencio.