Full text: Un lazo salvaje (30)

LA MÁSCARA ROJA 
—Podré escribir. 
—Tampoco por que no tendreis brazos. 
—¿Ha reformado su programa el general? 
—No. 
—Pues entonces me quedará el brazo izquierdo, que será lo suficie,:- 
te sin embargo, 
hombre f 
El capitan soltó una irónica carcajada, pero en el fondo de su cora- 
2Ón sentía un vago temor por si le dejaban en libertad, aún que fuera 
tan sólo con el brazo izquierdo. 
—¿0s reis? —prosiguió Ricardo con voz sorda;—pues ved que os con- 
ne conseguir de vuestro g 
general, que cambie mi lengua y mi brazo 
POr mi cabeza!...Los muertos no son temidos, 
—Vuestro consejo es bueno y asi lo propondré... 
- El ruido de unos pasos por | 
Violento diálogo. 
Mi ., .. 
Ricardo volvió también 
para arrancaros á vos la vida, como francés y como 
'eroz, 
vie 
a arena del jardín puso término á este 
z la cabeza y vió al ermitaño que se dirigía 
Macia ellos. Llevaba una capa, que cubría su hábito. El capitan se sonrió. 
—Aquí tenéis al fraile por si quereis reconciliaros con Dios, pues he 
8 Conseguir que dentro de una hora hayais dejado de existir. 
No contestó Navarro. 
Su mirada estaba fija en el ermitaño, el enal avanzaba lentamente 
“On sus manos cruzadas hacia atrás, por debajo de la capa. 
—T¿Qué pasaba en su interior? 
Pronto lo sabremos, 
l ermitaño estaba y 
a junto al capitán y el guerrillero se puso en pie. 
Los dos soldados, e 
a AC entinelas de vista, se habian alejado un poco du- 
: el breve diálogo entre su jefe y el prisionero; los demás que for- 
Maban la escolta, estaban unos echados á la sombra de los árboles 
Mando Sus pipas, otros durmiendo tranquilamente. 
—Buenas tardes, —dijo el ermitaño. 
a los Ojos de Ricardo se reflejo la alegría, en los labios del capitan 
£ció una sardónica sonrisa. 
Me parece que llegais á tiempo, —murmuró este último. 
mk Y y 
¿Para que? 
"por Ara auxiliar en su último momento á este pobre diablo que se ha 
eñ: y ; 
lado en ser rebelde á la autoridad de nuestro emperador. 
a . A aa 
con ¿Us decir que va á morir?... Yo me presentaré al general y espero 
SBuirsu perdón. 
a] . 
A Mpos lex se 
Meis ¿  POSIble! —exclamó e 
á capitan,—no hagais tal por que os expo- 
Seguir igual suerte...
	        
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