Full text: Fuga de un prisionero (34)

10 LA MÁSCARA ROJA 
: —¡Juzga tú mismo, hasta me he equivocado en las huellas de tus 
pisadas en la arena! 
—No os habeis engañado mi q uerido Ricardo, antes que yo ha pasado 
un capitán francés y seguramente que habrán sido sus huellas las qU$ 
habreis visto, 
—¿Qué decis? 
—(Que no muy lejos de este valle está el enemigo. 
—¡Cuerpo de Dios! ¿Es posible? 
—Lo que oís, venid, sentaos á mi lado y sabreis lo que ha sido de mi 
durante tanto tiempo, y como he podido llegar hasta esta región donde 
estaba seguro de hallaros. 
Ricardo recogió su trabuco y su manta, y sentándose junto 
compañero, escuchó de éste la siguiente interesante aventura. 
4 SU
	        
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