Full text: Un banquete de muerte (36)

LA MÁSCARA ROJA 17 
Loumar estaba aterrado, su extraviada mirada buscaba á su alrede- 
dor, sus labios se entreabrían para llamar en su auxilio á los franceses, 
Pero su voz se anudaba en su garganta. 
Ricardo prosiguió: 
—Es en vano que llameis, nadie ha de 'oiros, vuestros compañeros 
dejarán de existir dentro de algunas horas, como estais condenado á 
Morir vos... sabed que la comida estaba envenenada, pero á pesar de 
fsto, yo no puedo dejaros salir sin que antes me entregueis lo que os he 
tXxigido. 
Ricardo se dirigió presuroso á una percha donde había colgadas 
Varias espadas pertenecientes á los convidados y cogiendo dos de ellas 
fhtregó una al coronel, añadiendo: 
—Quiero demostraros que no soy ningún asesino, y pues podeis 
defenderos y valor no os falta para empuñar vuestras armas contra mi 
Patria, veamos si teneis corazón para uno solo de los españoles. 
El odio implacable que hacia él sentía Loumar y los insultos provo- 
Cativos que recibía, despertaron en su pecho un feroz arrebato, 
' Dió un salto cual si un fuerte resorte lo hubiera movido y furioso, 
“lego por la rabia, se precipitó sobre la espada y exclamó rechinando 
0s dientes y echando espuma por la boca, 
. —¡Ab, basta ya, bandido!... ¡Dame tu vida!... ¡Sí, te la arrancaré... 
5 puedo!... 
Ricardo con la serenidad y aplomo de que estaba dotado se puso en 
8uardia, 
—¡Si puedes! —habia contestado con irónica sonrisa.
	        
Waiting...

Note to user

Dear user,

In response to current developments in the web technology used by the Goobi viewer, the software no longer supports your browser.

Please use one of the following browsers to display this page correctly.

Thank you.