LA MÁSCARA ROJA 21
Un griterío espantoso interrumpió al intrépido guerrillero.
La joven se desprendió de las manos de éste y corrió hacia la puerta.
En ella tropezó con su marido que la recibió en sus brazos.
—El veneno ha hecho ya su destructor efecto, —dijo estreckándola
Contra su pecho,—esos condenados franceses han querido morir en
Medio de una espantosa borrachera.
—¿Y que haremos ahora de sus cadáveres? —preguntó Esperanza.
—Mis guerrilleros les darán sepultura, —dijo á su lado Ricardo Na-
Varro,
Medrano se desprendió de los brazos de su esposa y estrechó frater-
nalmente al heroico joven, gritando los tres como una sola voz:
—¡Viva España!