LA MÁSCARA ROJA
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En aquel momento se oyó ruido en las habitaciones inmediatas á las
que se hallaban.
—¿Habéis oído?—añadió Martín con inquietud. —Esta casa N
deshabitada como hemos creído. Alguien dormía y yo lo he despertado
con el pistoletazo.
0 está
Lorenzo oprimió el gatillo al primer relámpago.
—Calla, no te muevas de la ventana, vigila, yo iré á ver quién habilé
esta casa, —contestó Navarro abriendo con sigilo la puerta y avanzal
por los oscuros corredores. 33
De pronto se abrió otra puerta y apareció en su marco pes De
lle
vestida de negro, que llevaba una luz en la mano, y la cua
ademán de que se acercara.