LA MÁSCARA ROJA 25
sión de comunicaros por escrito, que entregué á uno de vuestros guías,
El general se levantó.
—¡Cómo! ¿Sois vos el anciano que escribió aquellas líneas?
—El mismo, señor.
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.. ATrastrando en su carrera el cadaver del jinete...
—¿Y estais seguro que la columna española se halla en Santo Domin-
$0 de la Calzada?
—Segurísimo, pero ahora puedo añadiros que el guerrillero está
Yulto en una casa en el campo de San Fernando de Nájera.
Se nublaron las facciones de Clausel.
— ¿Conocéis quien habita esa casa?—dijo con voz sorda.