26 LA MÁSCARA ROJA
—Un tal Rosendo Parroño, con su hija Pilar.
De entre los jefes y oficiales que habían asistido mudos á este'diálog0
entre Clausel y el viejo bretón, salió una especie de rugido.
El general miró á Riephe.
—¿Qué tenéis, mi querido oficial? —le preguntó.
—(Que conozco bien esa casa si vuecencia me permitiera, yo M8
y F
comprometo á sorprender en ella al guerrillero y entregároslo vivo ma-
ñana.
Aceptó el general y ordenando al anciano á que le acompañara á
caballo, Riephe emprendía la marcha media hora después hacia Náj
Mientras tanto, el ejército levantaba su campamento y avanzaba h
Santo Domingo, para caer de sorpresa sobre los guerrilleros de Navarro:
Riephe y el anciano marchaban al paso de sus caballos, con yersando
era.
acia
afablemente.