LA MÁSCARA ROJA
¿Estaba en lo cierto Bonaparte al expresarse de este modo?
Bien pronto los acontecimientos debían precipitarse para demostral-
le en el lamentable error en que se hallaba. 7
Dejando aparte lo que en Europa le ocurría, fijaba su atención €
España, donde sus generales vencidos, se sucedían con toda rapidez.
Decididamente palidecía la estrella del déspota emperador, pero ell
su desmedida arrogancia, no quería conocer todo el peligro de SU
situación, y en vez de dirigirse á España y negociar con Fernando vil,
arrancando de ella á los ciento cincuenta mil soldados aguerridos qU0
se aniquilaban en los poblados y en las montañas, se!dirigió al Elba, M0
queriendo volver la vista á la realidad, que era] en! aquellas! circuns-
tancias la actitud de los españoles.
Empero hay que confesar que la confianza en este punto de Nap0”
león, había tenido por causa la retirada de lord] Wellington á Portugal,
después de la toma de Burgos y si bien los ejércitos franceses habiall
quedado muy debilitados, le pareció suficiente enviar al general Jourdan
para que ayudara á su hermano José, pues creía que no eran necesarioS
más refuerzos para someter á España. :
Jourdan, como mayor general, formó un solo ejército de ochenta mil
hombres y lo diseminó en varias provincias, desde el Tajo hasta los
Pirineos.
Nuestro guerrillero Ricardo Navarro, habiendo recibido insrusei]
A . . 1-
nes para más adelante, del duque de Wellington, mientras éste se P% ,
raba á Portugal, pasaba por Miranda y se dirigía con mil hombres qu
formaban su guerrilla, á la Rioja.
Había tenido conocimiento que el general francés Clausel con »
mil hombres, se hallaba en Logroño y Nájera y se proponía desaloja"
de allí. '
A la caída de la tarde del día 8 del mes que dá principio el p
episodio, acampó en las inmediaciones de Nájera, en la falda
monte que bañaba un riachuelo. pó
Los guerrilleros prepararon la comida y poseídos del mayo! ente
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