5 LA MÁSCARA ROJA
¡Cuán lejos estaba la realidad de su pensamiento! A
Desde que el sargento había visto á Pilar, su corazón había sentido
un deseo, y en su mente desarrollado un plan.
Hombre de temperamento brutal, servía en las filas del emperado?
de los franceses, más bien para satisfacer sus pasiones que por patrio”
tismo. .
Hipócrita y cobarde, hería siempre á su víctima en la sombra para
aparecer luego ante sus superiores como inocente. o
Había tomado á España como país conquistado y por doquier que iba
dejaba rastro de su cobardía.
Este despreciable ente, quiso la mala estrella de Pilar que se introdu-
jese en su casa.
Y aquella misma noche, sin respeto á la hospitalidad ni mucho W*
nos á la enfermedad que hacía días aquejaba á la madre de la jove»
profanó la virginal habitación de ésta, requiriéndola de una manerá
brutal de amores,
La joven se consideró perdida, y hubo de revestirse del valor
la inocencia para deshacerse de aquel monstruo sin asustar á su
y sin comprometer la vida de las dos.
En un principio Pilar, llena de terror, se refugió en un rincón de la
habitación y cayó de rodillas, llorando con desconsuelo.
El sargento Riephe, que este era su apellido, le dirigió una mirada
codiciosa.
Y con su habitual hipocresía, exclamó:
—No os asusteis, hija mía, nada tenéis que temer, si me he
á dar este paso ha sido por el mucho interés que me habéis inspi
He visto las muchas lágrimas que habéis derramado al daros la
de la muerte del oficial Braulio y mi remordimiento no me hubier
do dormir... Ese joven no ha muerto, pero está prisionero en Logron0
yo vengo á deciros que si vos queréis pronto estará en libertad.
q ue dá
madr09
atrevido
radO..
noticia
a dejar
y , 4 ; - Ja
Suponiendo Pilar que todo cuanto le decía era burda patrana pe
conseguir de grado ó por fuerza sus criminales intenciones, secó 80
¿8 4 d , : n
repente sus lágrimas y levantándose, se dispuso á convertirse de ma
cordero en fiera leona.
Y