12 LA MÁSCARA ROJA
lla oscuridad, abrió sus pesados párpados el monje y fijó su mirada eN
los recién llegados.
Facilmente se adivinaba en aquella mirada, que manifestaba ser
efecto de una cosa agena de sus mismos padecimientos, indicando que
pedía tácitamente socorro, en el lecho de la muerte.
A la débil laz distinguieron á un anciano...
y abatida
Consiguió incorporarse y enderezar con esfuerzo su calva
cabeza.
Se hubiera dicho que por su demacrado rostro había
soplo de alegría, empero instantáneamente fué acometido
convulsivo, que hizo crugir las débiles tablas que lo sostenían.
—-¡Landais... Landais!...
asado UN
e un frio