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Apenas la dorada aurora se extendía por los altos cerros de Ronces- :
valle, cuando ya Ricardo Navarro, formaba su guerrilla en una pap
De todas partes se levantaban densas nubes do polvo.
- Al descubrirse el sol, se vieron brillar las armas de los soldados que
ocupaban los desfiladeros.
Por todas partes retumbaban los gritos de venganza, Y ales ecos del
monte los repetían sin cesar.
Los guerrilleros de Navarro estaban cubiertos de polvo y de sudor,
Se abrazaban unos á otros y entre las efusiones de la alegría y de la es-
. Peranza, se distinguian también los rugidos de rabia.
Ricardo recorría los grupos: us le aclamaban y obedecían sin ré-
Plica,
De repente unos sgudos EaOR pusieron en silencio áclos guerrilleros.
Por el camino de Valejtlos se veía avanzar el enemigo. LOS
Ricardo ordenó á los suyos que se escondieran en el monte.
Los generales Cole Y Byng, prepararon también Sus filas y en el
- Mejor orden. ,
La nube de polvo fué creciendo y por fin se divisó-el ejército francés,
el cual contra lo que Navarro creía había agus dado el día, en vez de
aprovechar la oscuridad de la noche. y
Sin duda Soult había mejor reflexionado.
Al traspasar el primer cerro, aquella compacta masa humana, se
detuvo. : :
El general Byng al frente de su columna salió : á su -eneuoniro pe
dando « el mayor orden y silencio. y